Saltar la navegación

La selección natural según Darwin

Charles Darwin
«Charles Darwin 01» por J. Cameron - Desconocido. Dominio público vía Wikimedia Commons.

Paradójicamente, Charles Robert Darwin (1809-1882) desaprobaba la evolución cuando embarcó en 1831 como naturalista en el H. M. S. Beagle. Pero lo que vio en su viaje por el mundo le hizo cambiar de opinión (véase la figura siguiente) y le condujo a dar con un mecanismo completamente original para explicarla.

Razonamiento de Darwin

Doble razonamiento por analogía (flechas verdes) que permitió a Darwin llegar a la conclusión de que las especies biológicas evolucionan en el tiempo. (Darwin creyó que el fósil de Macrauchenia que él mismo había recolectado era un antepasado del guanaco; hoy sabemos que no es así, pero ello no invalida su razonamiento.)

 

Podemos resumir de forma muy concisa los postulados en los que se basa el mecanismo evolutivo propuesto por Darwin:


  1. En las poblaciones naturales nacen más individuos de los que pueden sobrevivir con los recursos disponibles.

  2. Entre los individuos de una población existe cierta variabilidad en sus caracteres.

  3. Algunas de esas variantes pueden resultar ventajosas en un momento determinado bajo ciertas condiciones ambientales.

  4. Los individuos poseedores de esas variantes ventajosas tendrán mayor probabilidad de supervivencia y se reproducirán dejando más descendientes a los que transmitirán esos caracteres ventajosos.


En los puntos 3 y 4 anteriores están implícitas las conocidas ideas sobre la "lucha por la existencia", entendida en un sentido amplio y metafórico. No se refería únicamente a los enfrentamientos directos y violentos, ni a la competencia por recursos escasos, sino a todas las situaciones en las que los organismos de una población han de hacer frente a dificultades que amenacen su supervivencia.
El vencedor en la “lucha” por la existencia no es necesariamente el individuo más listo, el más fuerte o el más complejo, sino sencillamente, y dicho en términos modernos, aquel que posea mayor eficacia biológica, es decir, el que tenga más descendientes que puedan, a su vez, reproducirse.

Selección natural y selección artificial

Darwin era aficionado a la cría de palomas y, habiendo observando la ingente variedad de color, plumaje y otros caracteres en estas aves, llegó a la conclusión de que todas ellas eran variantes de una única especie, la paloma bravía, y que esa variedad es el resultado de la selección realizada por los criadores sobre las variaciones al azar (hoy diríamos mutaciones) que aparecen de manera natural y espontánea.

Variedades de paloma bravía

Todas las variedades de palomas a la izquierda, como las que se exhibieron en 1864 en un club de Darwin, descienden de la paloma bravía (Columba livia), a la derecha.


La selección se puede realizar sobre cualquier carácter que muestre cierta variabilidad y que sea heredable.

Los rasgos de que depende la eficacia biológica cumplen, en general, ambos requisitos. En las poblaciones naturales, los individuos que muestren algún rasgo que les confiera mayor eficacia biológica disfrutarán de mayor esperanza de vida y se reproducirán en mayor medida, transmitiendo ese rasgo heredable a su descendencia. Así actúa la selección natural, incrementando la eficacia biológica media de la población.

Obra publicada con Licencia Creative Commons Reconocimiento No comercial Compartir igual 4.0