Después de Darwin...
Darwin se vio obligado a admitir la herencia de caracteres adquiridos ante la imposibilidad de explicar cómo se heredaban los caracteres de los individuos y cuál era la fuente de variabilidad. Pero en 1900, se redescubrieron los trabajos de Mendel (1865; biografía y leyes) por parte de Correns, von Tschermak y de Vries. A partir de ese momento y a lo largo del siglo XX, el desarrollo de la Genética aportó los datos que faltaban para poder explicar algunos de los mecanismos de la evolución sin descartar la idea de selección natural darwiniana. La unión de la teoría de Darwin y las aportaciones de la Genética, la Paleontología y otras ciencias se calificó como la nueva síntesis y, de ahí, la denominación de teoría sintética o neodarwinismo.
Las nuevas aportaciones al darwinismo tradicional son:
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Las fuentes de variación son la mutación y la recombinación genética.
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Las mutaciones pueden ser deletéreas, neutras y, algunas, también beneficiosas.
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Genética de poblaciones: varía la frecuencia con que aparecen los diferentes alelos entre poblaciones y entre generaciones. Ahora, el sujeto del hecho evolutivo ya no es el individuo, sino la población.
Frente al gradualismo inherente a la teoría de Darwin (el cambio lento y progresivo a lo largo de largos períodos de tiempo), Stephen Jay Gould y Niles Eldredge [web, entrevista] propusieron en 1972 que las especies se mantendrían en un estado de equilibrio, duradero en el tiempo, durante el que apenas sufrirían cambios. A ese período le seguiría una explosión evolutiva durante la que se producirían grandes cambios en poco tiempo dando lugar a la aparición de varias nuevas especies distintas a partir de la original.
A veces se confunde con el saltacionismo, una hipótesis prácticamente abandonada que proponía el cambio y aparición de una nueva especie en una sola generación.
El nombre de esta teoría procede de los términos evolution and development, o evolución y desarrollo. En los años 80 del siglo XX, los descubrimientos en el campo del control genético del desarrollo mostró que un número muy reducido de genes, comunes a diferentes grupos animales, se encargan de organizar importantes procesos del desarrollo. Por ejemplo, los genes Pax-6 dirigen la formación del ojo en insectos, cefalópodos y vertebrados. Así, pequeñas variaciones en esos sistemas de genes podrían originar grandes novedades morfológicas en los animales.
Hay que decir que estas nuevas teorías evolutivas no refutan el neodarwinismo, sino que aportan nuevas explicaciones para los mecanismos responsables de la evolución.
Actualmente se entiende por evolución biológica el cambio en la frecuencia de los alelos en el acervo genético de una población, atribuible a la reproducción diferencial de los individuos que la componen.
Las causas o motores de la evolución son:
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Las mutaciones.
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Las migraciones.
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La reproducción diferencial.
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El tamaño de la población.
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La diferente probabilidad de supervivencia de los distintos genotipos.
EVOLUCIÓN
¿sólo una “teoría”?
Con frecuencia, en el lenguaje coloquial se utiliza el término "teoría" aplicándolo a una idea que puede carecer de fundamento o no ser más que una opinión personal o una simple especulación. Sin embargo, en el ámbito de la ciencia, su significado es muy diferente: es una explicación o un modelo basado en la observación, en la experimentación y en el razonamiento, especialmente una que ha sido probada y confirmada como un principio general que ayude a explicar y predecir un fenómeno natural, como por ejemplo la evolución (tomado de sinapsit.com).
Aún hoy se pueden oir opiniones en contra de la evolución que niegan la realidad de la misma. En la actualidad se habla del hecho evolutivo como una realidad innegable, como un hecho, mientras que la moderna teoría de la evolución, que intenta explicar cómo ocurre ese hecho y cuáles son los mecanismos por los que lo hace, no es una simple especulación, sino un amplio cuerpo de conocimiento sólidamente fundamentado en observaciones y evidencias acumuladas durante más de 150 años de desarrollo.
El que un hecho no haya sido explicado satisfactoriamente o que se hayan propuesto hipótesis diferentes para hacerlo no hace que ese fenómeno no ocurra.
En palabras de Stephen J. Gould:
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