2. Biodiversidad y medio ambiente
Ya hemos visto que la selección natural es un motor fundamental en la evolución de los seres vivos. Y ésta actúa sobre la eficacia biológica de los caracteres que poseen los individuos de una poblacion frente a las condiciones del medio.
La adaptación es el desarrollo, en el marco del proceso evolutivo, de características morfológicas, anatómicas, fisiológicas y de comportamiento que permiten a los seres vivos sobrevivir y reproducirse ante las exigencias que imponen las condiciones propias de su hábitat (factores ambientales).
La adaptación es una consecuencia de la evolución que sufren los seres vivos, ya que éstos deben tener un perfecto ajuste con el medio que les rodea para poder llevar a cabo todas sus funciones vitales (respiración, reproducción...). Por ello, los seres vivos muestran diversas soluciones para hacer frente a los problemas que les presenta dicho medio; muchas de las soluciones implican cambios en las estructuras anatómicas o en la fisiología de los distintos órganos o aparatos, pero en los animales cabe también una adaptación de comportamiento, o sea, una adecuación de su conducta al género de vida.
FACTORES AMBIENTALES
Recuerda que son los factores físicos y químicos que determinan las características de un ecosistema y que influyen en la vida de los seres vivos que lo habitan, como son: temperatura, humedad, luz, salinidad, pH, presión,... y también las características del medio que condicionan los anteriores, como la latitud, altitud, continentalidad, orientación, relieve, viento, corrientes,...
Por supuesto, especies diferentes pueden presentar el mismo tipo de adaptaciones (tamaño, morfología, forma de obtener alimento…) y el resultado es lo que se llama un tipo biológico, que podemos definir como un conjunto de especies, no emparentadas, que comparten similares adaptaciones (figura siguiente). Lógicamente, en comunidades alejadas geográficamente, pero con climas y suelos (o características del medio acuático) muy semejantes, esperaríamos encontrar los mismos tipos biológicos y, además, en similares proporciones.
Tanto la liebre saltarina de África del sur (Pedetes gaffer, arriba) como el jerbo de Yarkand, al noroeste de China (Euchoreutes naso, abajo) habitan en lugares desérticos, viven en madrigueras, tienen hábitos nocturnos, se alimentan esencialmente de vegetales y se mueven velozmente dando grandes saltos gracias a sus patas traseras. A pesar de que pertenecen a diferentes familias de roedores (pedétidos y dipódidos, respectivamente) se engloban en un mismo tipo biológico: el de los saltadores fitófagos (es decir, herbívoros). |
Así, pues, distintas especies presentarán soluciones equivalentes ante problemas similares. Como ejemplos, analizaremos las adaptaciones al medio acuático y al terrestre en los siguientes apartados.
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