Primeras pruebas experimentales
La respuesta obvia a las anteriores propuestas pasan evidentemente por someterlas a prueba experimental.
La primera experiencia encaminada a poner a prueba la generación espontánea que se cita es la que lleva a cabo Francesco Redi (1626-1697) en 1668:
“Puse una serpiente, algunos peces, algunas anguilas del Arno, y una rodaja de ternera lechal en ocho frascos grandes y de boca ancha; cuatro de ellos los dejé cerrados y precintados, dejando los otros cuatro completamente abiertos. Al cabo de poco tiempo, la carne y el pescado de estas diferentes vasijas se llenaron de gusanos y se observó que entraban y salían moscas a voluntad, pero en los frascos cerrados yo no observé ni un gusano, aunque pasaron muchos días desde que había puesto en ellos la carne. No contento con estos experimentos, probé a hacer muchos otros en distintas estaciones, usando vasijas diferentes. Para no dejar nada sin hacer, puse incluso trozos de carne bajo tierra, pero a pesar de permanecer enterrados durante dos semanas, nunca produjeron gusanos, como sucedía siempre cuando las moscas podían posarse sobre la carne...”
Redi demostró así que los "gusanos" no eran sino las larvas de las moscas y que no aparecían si éstas no podían llegar a poner sus huevos en la materia depositada en los frascos, como ocurría en los que habían sido cerrados. Sin embargo, se le objetó que al cerrar los frascos éstos quedaban privados del aire portador del "principio vital" necesario para que nacieran los gusanos. Redi respondió repitiendo la experiencia con frascos que tapó con una gasa tupida que permitía el paso de aire pero no de los insectos. En estos, la carne se descompuso pero no aparecieron los gusanos.
Por esa misma época, Anton van Leeuwenhoek (1632-1723) publicó sus primeros dibujos (1674) de los "animáculos" que había podido observar a través de los microscopios que él mismo fabricaba (sus observaciones sobre la reproducción de los insectos, entre otras cosas, le llevó a oponerse a la generación espontánea). Desde entonces, se sabía de la presencia de estos microorganismos y que estaban presentes en la materia en descomposición, con lo que el problema no quedó totalmente dilucidado.
A mediados del siglo XVIII, en 1745, el religioso católico inglés John Needham (1713-1781) realizó un experimento con intención de demostrar la realidad de la generación espontánea. Para ello, hirvió caldo de carne y maíz y luego lo cerró, aunque de manera incompleta (lo que permitió la contaminación del caldo). Tras abrir los recipientes se podía ver el crecimiento de microorganismos, lo que, según Needham, demostraba la realidad de la generación espontánea de los mismos.
Pregunta
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