Las pruebas definitivas
Como respuesta a Needham, otro religioso, el italiano Lazaro Spallanzani (1729-1799), llevó a cabo un experimento similar pero cerrando cuidadosamente los frascos de caldo tras someterlos a ebullición más prolongada, para asegurar la eliminación de toda actividad microbiana. Demostró que el caldo se mantenía inalterado mientras se mantuvieran bien sellados los frascos que lo contenían (esto sirvió más tarde a John Tyndall (1820-1893) para desarrollar un método precursor para la conservación de alimentos, la tyndalización).
No acabó ahí la polémica entre Spallanzani y Needham, quien continuó insistiendo en la necesidad de aire para permitir el desarrollo de microorganismos además de achacar a la cocción prolongada de Spallanzani la destrucción del espíritu vital. Pero Spallanzani había señalado el camino correcto hacia el golpe definitivo a la generación espontánea, asestado por el padre de la Microbiología moderna: Louis Pasteur (1822-1895).
Pasteur diseño un experimento que ha pasado a la historia como uno de los más ingeniosos por la elegancia y sencillez de su planteamiento, además de haber podido dirimir, de forma irrefutable, una de las grandes controversias de la historia de la Biología. Él mismo describe así su experimento:
“«Coloqué en un recipiente de cristal uno de los siguientes líquidos, los cuales se alteran muy fácilmente en contacto con el aire: agua de levadura, agua de levadura con azúcar, orina, jugo de remolacha azucarera, agua de pimienta. Estiré el cuello del recipiente bajo la llama, formando varias curvas en él. Entonces herví el líquido durante algunos minutos hasta que el vapor salió libremente por el extremo del tubo. Este extremo permaneció abierto sin ninguna otra precaución. Los frascos se mantuvieron en sitio fresco. Quien esté familiarizado con los experimentos concernientes a la "generación espontánea", se asombrará al observar que el líquido tratado de esta manera permanece sin alteración indefinidamente. Los recipientes se pueden manipular de cualquier forma, pueden transportarse de un sitio a otro, se les puede someter a todas las variaciones de temperatura de las diferentes estaciones: El líquido no sufrirá la más mínima alteración. Mantiene su olor y sabor. En ningún caso hay desarrollo de microorganismos en el líquido...
... El gran interés de este método es que prueba sin duda que el origen de la vida, en infusiones que han sido hervidas, provienen únicamente de las partículas sólidas que lleva el aire en suspensión.» (Sobre las partículas organizadas que existen en la atmósfera. Examen de la doctrina de la generación espontánea (1861).
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