8.12. El viraje democrático y el cambio económico

América Latina, en los años ochenta y noventa del siglo XX, se fue despojando de las dictaduras e incorporó a su política gobiernos civiles democráticos.

La economía de estos países empezó a equilibrar su balanza de pagos, pues las clases medias, que se habían empobrecido en los años anteriores, redujeron la demanda interior, y como consecuencia de ello las importaciones. Pero las disparidades sociales siguieron siendo enormes: el umbral de la pobreza alcanzó a más personas, mientras que en Centroamérica unas pocas familias poseían la inmensa mayoría de la renta nacional. Actualmente el 75,7% de la población vive en megaciudades, la mayoría en situación de miseria.

Desde finales de siglo hasta la actualidad, la evolución de la situación internacional favoreció la aplicación de dos modelos económicos:

a. El Neoliberalismo que defendía:

• La libre empresa.
• La reducción del papel del Estado en la vida económica y en el gasto público.
• La participación en proyectos internacionales de integración económica para adaptarse al fenómeno de la globalización.

 b. El Socialismo del siglo XXI. Desde la crisis general de 1997 se desató la inflación en algunos países hasta límites insostenibles y el número de pobres aumentó. Eso explica el reciente giro a la izquierda de muchos países que están sustituyendo sus antiguas políticas conservadoras y neoliberales por otras sociales.

La aplicación práctica de este nuevo socialismo se establece en torno a dos proyectos fundamentales:

• El proyecto socialista populista, seguido por Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua y Ecuador, que pretende seguir la línea de Fidel Castro y ajustar el fracasado socialismo soviético a las nuevas condiciones actuales.
• El proyecto socialdemócrata, representado por Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay, Perú y Guatemala que intenta poner en práctica políticas socialdemócratas que fortalezcan el Estado de derecho para proceder al desarrollo económico sostenido del que se beneficien todos los ciudadanos. El éxito dependerá de que formen amplias clases medias educadas, que puedan integrar una administración eficiente y honesta, y que no comprometan el funcionamiento de la justicia, el orden público y la economía.