6.2. La invasión de Irak (2003)
Ante la escalada del precio del petróleo Estados Unidos organizó una expedición a Irak (2003) para tomar posiciones en un país cuyas reservas sólo supera Arabia Saudí. Puso el pretexto de que allí había armas de destrucción masiva, que no se encontraron, y que iba a continuar la política de limpieza del terrorismo de Al-Qaeda. Los Países no alineados (que suman la mitad de los habitantes de la Tierra) y muchos de los occidentales se opusieron sabedores de que la población civil sería la principal afectada por la guerra. El presidente de Irán, república religiosa opuesta al terrorismo fundamentalista y que se está dotando de potencial nuclear, vaticinó que con esa acción se fortalecería a los extremistas. Lamentablemente tuvo razón porque, desde entonces, el terrorismo fundamentalista, además de actuar en Madrid en 2004 y en Londres al año siguiente, también ha prendido en Extremo Oriente, concretamente en Indonesia y en Pakistán, que es potencia nuclear desde 1982. Como consecuencia de esa guerra, en 2003 Sadam Hussein fue expulsado del poder iraquí por tropas estadounidenses y británicas; estuvo meses en paradero desconocido; y fue ajusticiado en 2006. Pero desde 2003 estalló una guerra civil entre chiitas y sunnitas; la presencia militar estadounidense y de otras fuerzas expedicionarias persiste. La guerra ha causado miles de muertos y de desplazados civiles. |
Derribo de una estatua de Sadam Husein tras la victoria de las fuerzas aliadasFuente:http://www.sexenio.com.mx/diario/20130319/26405.jpg |