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3.2. Fenotipo, genotipo y ambiente

La sencillez de la anterior afirmación, un gen, un polipéptido, no debe inducir a error. La expresión de un rasgo determinado rara vez depende de un único gen. En realidad, el efecto aislado de un gen se observa solo en experimentos controlados como los descritos, o cuando una mutación de dicho gen es de tal calibre que afecta al carácter sobremanera, enmascarando la acción de otros genes que influyen en dicho rasgo.

Lo habitual es que sean muchos los genes que contribuyan a un carácter, incluso a uno tan aparentemente sencillo como el color de los ojos de Drosophila. Dicho rasgo depende de dos clases de pigmentos, marrón y rojo. La ecuación (2) resume la ruta metabólica de la síntesis de este último:

Ecuación 2

Igual que ocurría con la síntesis del pigmento marrón (ecuación 1), cada paso está catalizado por una enzima controlada, a su vez, por un gen. Se conocen, además, tres genes implicados en la síntesis de proteínas que transportan hasta el ojo las moléculas precursoras de los pigmentos. Otros genes cifran proteínas que regulan la actividad de las enzimas, mediante mecanismos como los que estudiaremos en la Unidad 6. Y un conjunto diferente de genes dan lugar a proteínas que inducen o inhiben la expresión de los otros genes, esto es, la producción de sus correspondientes enzimas.

Más aún, la expresión de un carácter (el fenotipo) casi siempre estará influida por factores que no tienen que ver con los genes (el genotipo), sino con variables como la temperatura, el aporte de nutrientes o las hormonas segregadas en respuesta a estímulos externos; en definitiva, con toda la gama de ambientes por los que el organismo pasa y por los que ha pasado a lo largo de su desarrollo.

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