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5. Riesgos geológicos. Predicción y prevención

Diversos fenómenos de los vistos a lo largo de esta Unidad pueden constituir un riesgo geológico. Al hablar de riesgo geológico nos estamos refiriendo a todo proceso, situación u ocurrencia en el medio geológico que puede generar un daño económico o social para alguna comunidad, y en cuya previsión, prevención o corrección se emplearán criterios geológicos.

Tsunami de diciembre de 2004
El tsunami del océano Índico ocurrido el 26 de diciembre de 2004 tuvo su origen en un terremoto provocado por la subducción de la placa de La India bajo la microplaca de Sunda en un segmento de la fosa de Sunda situado frente a la costa norte de Sumatra (Indonesia). La liberación brusca de la energía acumulada por la fricción entre las dos placas produjo un gran terremoto magnitud 9 en la escala Richter.
En la imagen, el tsunami sobre la isla tailandesa de Phuket.

La definición deja claro que existe una interrelación profunda entre el hecho de que un determinado acontecimiento geológico suponga un riesgo y la actividad humana (ya sea por la presencia de poblaciones o de sus recursos); si un acontecimiento tiene lugar en una zona despoblada y carente de recursos explotables por el ser humano, no se considera un riesgo geológico, aunque las consecuencias para el medio físico hayan sido considerables.

Generalmente, las situaciones de riesgo más evidentes son causadas por fases paroxísmicas de los procesos geológicos —de magnitud muy superior a la normal, muy intensas y de rápidos efectos—, como por ejemplo, la erupción de un volcán, o los deslizamientos de ladera tras lluvias intensas.

Los riesgos geológicos pueden ser subdivididos, de acuerdo a la naturaleza de los procesos, en dos tipos:

  1. Riesgos geológicos endógenos. Son aquellos relacionados con la dinámica interna del planeta, como los sismos, erupciones volcánicas, tsunamis…

  2. Riesgos geológicos exógenos. Son los asociados a los procesos que se producen en la superficie de la tierra, como la erosión del suelo, movimientos de ladera…

Los riesgos que acabamos de mencionar son naturales, pero algunos riesgos pueden considerarse como inducidos, cuando la actividad humana altera el equilibrio natural del medio y desencadena unos procesos de idéntica dinámica y consecuencias que los producidos en los fenómenos naturales (podemos citar a modo de ejemplo, los colapsos provocados por la construcción del AVE, sismos inducidos por la voladura de rocas en las canteras…).

Para valorar la magnitud de un determinado riesgo geológico hemos de tener en cuenta los siguientes factores:

  1. Peligrosidad. Es la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno geológico, potencialmente perjudicial, en una determinada zona dentro de un cierto periodo de tiempo. Es función de la situación geográfica, características geológicas...

  2. Exposición. Es la población o bienes potencialmente expuestos al suceso.

  3. Vulnerabilidad. Representa la proporción del valor (personas, bienes materiales…) que se supone puede perderse como consecuencia de un determinado evento respecto del total expuesto.

 

Prevención de riesgos

La prevención implica el reconocimiento de la existencia de un riesgo, el análisis de sus características y la toma de medidas protectoras. La prevención es el conjunto de medidas basadas en la predicción y previsión que buscan disminuir al mínimo los daños económicos o sociales que puede producir un determinado riesgo geológico.

  • Predicción. Consiste en comunicar, antes de que acontezca un suceso geológico, dónde, cuándo y cómo va a actuar y con qué intensidad va a hacerlo. Por ejemplo, ante la posibilidad de una erupción volcánica, es necesario conocer y valorar los riesgos que comportan (analizando el tipo y alcance de los productos volcánicos, su probabilidad, la interacción con los núcleos de población…) para, así, anticipar sus consecuencias.

    La predicción comporta la realización de mapas de riesgos que permiten delimitar los riesgos potenciales que pueden afectar a una determinada zona.

  • Previsión. Permite definir con antelación, a nivel estadístico, la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno y las consecuencias o implicaciones sociales del mismo, según el grado de intensidad y duración del suceso.


La predicción y la previsión se fundamentan en las observaciones de campo —tras el terremoto de Alaska, se construyó una red de estaciones sismológicas a lo largo de las principales fallas de la corteza de todo el mundo— y en los registros históricos, a la vez que se sustentan en los principios del actualismo y del uniformismo que rigen las interpretaciones geológicas.

Las catástrofes solamente se producen en aquellas zonas en las que no se toman medidas de prevención adecuadas o suficientes. Las medidas de prevención que se pueden tomar se clasifican en:

Infraviviendas sobre terreno inestable
Construcción de infraviviendas sobre terrenos inestables fácilmente erosionables por las abundantes lluvias que asolan la región.
  • Medidas estructurales. Son aquellas que implican la realización de obras o construcciones que anulan o disminuyen en gran medida los daños frente a un suceso geológico de intensidad significativa. El inconveniente de este tipo de medidas es que exigen un gran desembolso por parte de las administraciones públicas y privadas, por lo que solo los países desarrollados, como Japón o Estados Unidos, pueden asumirlos; por ejemplo, las construcciones antisísmicas han de emplear materiales más ligeros a medida que aumenta la altura de la edificación; también estos materiales han de superar duras pruebas de resistencia a las fuerzas de tracción y compresión.

  • Medidas no estructurales. Se basan en el estudio de los mapas de riesgos y precisan de la ordenación del territorio con la planificación y adecuación de los usos de la zona al tipo y características de los riesgos. También se incluyen en este tipo de medidas los canales y procedimientos empleados para informar y asesorar a la población afectada (así, en Japón se dan instrucciones a las familias acerca de qué hacer y qué medidas tomar en caso de un terremoto) y todos aquellos planes y protocolos de actuación frente a situaciones de emergencia que habitualmente organizan los servicios de Protección Civil y las administraciones públicas.


En la adopción de medidas preventivas es muy importante considerar que los riesgos naturales, en muchas ocasiones, no se presentan separados en el tiempo y en el espacio. También existe la posibilidad que de un
determinado fenómeno natural sea el desencadenante de otros riesgos; por ejemplo, el tsunami de la fotografía superior fue el resultado de los desplazamientos del piso del mar —se trasladó 5 metros en la vertical y 11 en la horizontal— sobre la falla del terremoto. Este tipo de riesgos se denominan riesgos colaterales.

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