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Mapas geológicos y topográficos

Se construyen sobre los mapas topográficos. Un mapa topográfico de una región es una proyección del relieve a escala sobre un plano, donde los puntos que están a la misma altura se representan unidos por curvas de nivel. Si al mapa topográfico añadimos información referente a la edad de las rocas, relaciones estructurales... obtenemos un mapa geológico —en muchas ocasiones la presencia de vegetación o de zonas urbanizadas no permite conocer los materiales, por lo que habría que buscar determinados puntos, denominados afloramientos, en los que asoman las rocas que constituyen la región—. La información añadida se basa en la utilización de símbolos convencionales, colores y tramas que informan sobre las características estructurales observadas y deducidas, así como cualquier deformación significativa que presenten los materiales, como se muestra en la figura siguiente:


Símbolos utilizados en mapas geológicos


Mapa geológico de la Península Ibérica
Mapa geológico de la península Ibérica. Los colores representan las distintas unidades litológicas y cronoestratigráficas.

También la simbología del color es importante —ya hemos visto en figuras del apartado anterior que cada era, periodo y época tienen su particular color, e igual ocurre con las rocas—, pero en ocasiones no es posible mantener esta norma; por ejemplo, si un mapa geológico contiene solo una época y se diferencian diez unidades litológicas, sería obligatorio utilizar diez tonalidades distintas del color principal—. En estos casos se puede alterar la norma y usar otros colores, pero teniendo en cuenta que siempre:

  • El color amarillo claro es exclusivo del cuaternario.

  • El color rojo es solo para las rocas intrusivas; violeta o rosado para rocas volcánicas.

  • El azul indica calizas o rocas sedimentarias.

Además, un mapa geológico debe presentar una leyenda, que nos permita interpretar toda la información reflejada en el mismo, y señalar la escala a la que está realizado.

También es importante indicar cómo están orientados los elementos estructurales (fallas, pliegues, contactos...) y situarlos con respecto a las coordenadas geográficas. Hay varios parámetros importantes a la hora de delimitar un elemento estructural:

  • La dirección del plano. Es el ángulo que forma una línea horizontal contenida en ese plano con respecto al norte geográfico. Es el sentido del buzamiento indica hacia donde se inclina el plano.

  • Buzamiento. Es el ángulo que forman el estrato, o deformación geológica, y la horizontal. Por ejemplo, el buzamiento de un estrato horizontal es 0° y el de un estrato vertical es 90°.

Un mapa geológico nos aporta otro tipo de información: las curvas de nivel representan el relieve y su relación con los afloramientos geológicos (estratos, planos de falla, etc) indica el sentido del buzamiento. Así, los estratos horizontales aparecen como paralelos a las curvas de nivel; por el contrario, los estratos verticales se muestran como una línea recta que cruza las líneas de nivel. En el caso de estratos inclinados, éstos trazan líneas curvas al atravesar los ríos, valles o montañas, de modo que, en general, tienen forma de "V" con el vértice apuntando en el sentido del buzamiento, a lo que se ha denominado "regla de las uves":

Regla de las "uves"
A la izquierda, diversos aspectos del afloramiento de un plano geológico en relación con las curvas de nivel según el buzamiento. Si el plano es horizontal, el afloramiento es paralelo a las curvas y, si es vertical, es independiente de ellas. En otros casos describe una “V” al atravesar un valle con el vértice apuntando en el sentido del buzamiento. Derecha: caso de un estrato buzando en el sentido de la pendiente (cmm).

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