Cortes geológicos
Un corte geológico puede definirse como la representación gráfica de la disposición en profundidad de las rocas y estructuras geológicas en una sección vertical del terreno, a lo largo de una dirección determinada, a partir de la información que proporciona el mapa geológico. Es decir, un corte geológico es la interpretación de la información geológica disponible de una zona, representada en un corte o sección.
A partir de un mapa geológico se puede obtener el perfil o corte geológico de la región; varios cortes en direcciones perpendiculares permiten hacer una representación en perspectiva bidimensional llamada bloque diagrama:
Bloque diagrama construido a partir de secciones transversales del mapa superior. |
Para realizar un corte geológico hay que seguir los siguientes pasos:
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Levantar el perfil topográfico del terreno, tal como hemos descrito en el apartado anterior.
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Realizar el corte geológico sobre el perfil topográfico:
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Se proyectan sobre él las intersecciones con los contactos entre las unidades litológicas (de igual manera que se hizo con las cotas de las curvas de nivel para levantar el perfil topográfico).
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A continuación se trazan los contactos entre materiales en profundidad. Hay que tener en cuenta el buzamiento que presentan los estratos. Los pliegues y fallas se dibujan como los contactos litológicos.
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Por ultimo, se rellenan los estratos con las tramas y los colores correspondientes a su litología y edad, respectivamente.
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Interpretación de cortes geológicos
Durante el estudio de estas primeras unidades, hemos realizado de forma parcial diversas lecturas interpretativas de algunos cortes geológicos sencillos. En este epígrafe, señalaremos la secuencia de razonamientos que se ha de seguir para interpretar correctamente un corte o perfil geológico.
1. Identificación de los hechos geológicos y sus características, para lo que se ha de realizar:
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Un análisis estructural. Consiste en relacionar la presencia y disposición de determinadas estructuras con los hechos geológicos que las han producido; se han de reconocer procesos de sedimentación, intrusión, metamorfismo, erosión y deformaciones tectónicas.
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Un análisis estratigráfico, en el que se han de reconocer los distintos contactos entre materiales (véase el apartado 1.2. Contactos entre estratos).
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La determinación del ambiente de deposición de materiales. Para ello hemos de tener en cuenta la litología ─por ejemplo, las calizas indican un ambiente sedimentario de tipo arrecifal, en medio marino, y lacustres, en el continental—, los procesos ocurridos —por ejemplo, la intensa erosión es propia de materiales emergidas— y los fósiles presentes —la presencia de organismos marinos indica un ambiente oceánico—.
2. Establecimiento de la secuencia cronológica de hechos.
Para ello se aplica los principios de la Estratigrafía formulados por Steno (véase el apartado 1.1); especialmente hay que recordar que, en general, toda formación geológica (fallas, plegamientos, intrusiones, chimeneas y diques volcánicos, aureolas metamórficas, encajamiento de valles fluviales o glaciares…) es posterior a los materiales que afecta y anterior a los que no han sido afectados por ella.
Hay que tener en cuenta las posibles excepciones a los principios anteriormente mencionados; por ejemplo, la disposición normal de los estratos puede verse alterada por accidentes estratigráficos, disconformidades, discordancias y cabalgamientos. Estos últimos, producen la superposición de series de estratos, alterando su cronología, como ilustra la figura siguiente:
Izquierda: formación de un pliegue-falla. Derecha: cabalgamiento. En ambas estructuras ocurre una superposición e incluso inversión de parte de la serie estratigráfica alterando el orden de superposición original de la misma. |
Por último, recordar que la presencia de fósiles guía sirve para datar determinados estratos y, a partir de ellos, delimitar la edad de los restantes.
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