2.1.5. Reproducción de las angiospermas
Estas plantas presentan un ciclo vital similar al de las coníferas, aunque con una peculiaridad: además de las fases haploide y diploide, propias de las demás plantas, incluye una fase triploide (3n) representada por el endospermo o tejido nutritivo que rodea al embrión. Paralelamente, los gametofitos se reducen a la mínima expresión: el masculino a tres células haploides del grano de polen, y el femenino a ocho células del óvulo; no se forman anteridios ni arquegonios.
Las plantas con flores se conocen como angiospermas (del griego angeio, “vasija”, y sperm, “semilla”) porque los óvulos (es decir, las futuras semillas) están encerrados en “vasijas” denominadas ovarios, lo que probablemente sirvió en su momento para proteger a estas estructuras de los depredadores. En consecuencia, tuvieron que formarse órganos como el estigma, para la recepción y reconocimiento de los granos de polen, y el estilo, para alimentar al tubo polínico durante el recorrido hasta la oosfera. Estas estructuras forman parte de la flor, en la que tiene lugar la formación de la generación gametofítica).
Grano de polen maduro de Lilium. Se aprecia la gruesa pared que le protege de la desecación y los dos núcleos.
Corte longitudinal del ovario de una flor de Turnera hermanniodes.
Ciclo vital de una angiosperma.
Obra publicada con Licencia Creative Commons Reconocimiento No comercial Compartir igual 4.0