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4.1. Enfermedades autoinmunitarias

 
Inmunodeficiencias
Procesos afectados en algunas inmunodeficiencias. CFU-T y CFU-B son células formadoras de colonias T y B, respectivamente, que aun no expresan en su superficie los receptores TCR (en el primer caso) y BCR (en el segundo). (Fuente: http://www.uco.es/grupos/inmunologia-molecular).

Un rasgo fundamental del sistema inmunitario adaptativo, no citado hasta ahora, es la tolerancia: la capacidad para reconocer moléculas “propias” y no reaccionar contra ellas. Un mecanismo importante para lograr este objetivo es la eliminación de los linfocitos T en el timo (lugar de maduración de estas células) que se unen con suficiente intensidad a complejos MHC-péptido del propio organismo y capaces, por tanto, de ser activados y desencadenar la respuesta inmune. Este proceso, conocido como selección negativa, es responsable de la eliminación por apoptosis del 95 % de los linfocitos en formación.

Sin embargo, hay veces en que falla este u otro mecanismo de control y el sistema inmunitario ataca al organismo que lo alberga; se originan, así, enfermedades no infecciosas, a veces mortales, calificadas de autoinmunitarias. A menudo estas enfermedades se deben a la presencia de autoanticuerpos o de linfocitos T autorreactivos, o sea, que reaccionan contra antígenos “propios” (autoantígenos). Las causas de esta ruptura del estado de tolerancia, no bien conocidas, pueden agruparse en:

  1. Defectos intrínsecos del sistema inmunitario como, por ejemplo, cambios (mutaciones) en proteínas MHC que impiden que estas sean reconocidas como propias.
  2. Alteraciones relacionadas con el antígeno y su reconocimiento, como, por ejemplo:
    • La liberación, por traumatismo o infección, de antígenos “secuestrados” en el interior de una célula que hasta entonces no habían tomado contacto con el sistema inmunitario, por lo que no se había desarrollado tolerancia frente a ellos. Un ejemplo podría ser una proteína del cristalino, confinada en el ojo.
    • La presencia de antígenos microbianos con epítopos muy similares a proteínas MHC (mimetismo molecular) y a otras moléculas propias, que desencadenan reacciones contra estas (reacciones cruzadas).

Estas alteraciones pueden deberse a factores genéticos, endocrinos (exceso de hormonas que afectan a la médula ósea y al timo) o ambientales (radiaciones, drogas…). Las enfermedades autoinmunitarias afectan a un 5 por ciento de la población.

Enfermedades autoinmunitarias

Estas enfermedades pueden interesar a un órgano específico, como el páncreas en la diabetes mellitus tipo 1, o a un gran número de ellos (enfermedad multisistémica), como en el lupus eritematoso. En cualquier caso, su tratamiento es muy complicado, generalmente con inmunodepresores, por lo que la persona está expuesta a cualquier infección. Algunas enfermedades autoinmunes son:

  • Miastenia grave. Se forman anticuerpos que bloquean los receptores de acetilcolina, el neurotransmisor de los músculos esqueléticos. Estos dejan de responder a la señal de las neuronas y no se contraen; poco a poco se van debilitando, pudiéndose llegar a la parálisis total.
  • Artritis reumatoide. En esta enfermedad los macrófagos y los linfocitos T y B atacan los autoantígenos del revestimiento de las articulaciones, lo que produce inflamaciones crónicas y dolorosas. Parece ser que existe una predisposición genética: todos estos enfermos poseen el factor reumatoide, un tipo específico de IgM.
  • Esclerosis múltiple. En este caso los linfocitos T actúan sobre las bandas de mielina de las neuronas del cerebro y de la médula espinal. Como resultado, estas neuronas pierden en parte o totalmente su capacidad de transmisión, causando los síntomas típicos de la enfermedad: parálisis, fatiga, alteraciones en la vista…
  • Enfermedad de Graves. Se forman anticuerpos que se unen a los receptores de la hormona estimulante del tiroides (TSH), aumentando su actividad. Esto provoca gran producción de tiroxina (hipertiroidismo) que da lugar a intolerancia al calor, ansiedad, pérdida de peso…
  • Lupus eritematoso. Se fabrican anticuerpos contra el ADN y las histonas, originando gran variedad de lesiones, entre las que destaca una insuficiencia renal muy grave.
  • Anemia hemolítica. Se forman anticuerpos contra los eritrocitos (glóbulos rojos).
  • Diabetes mellitus juvenil. Se ven afectadas células β del páncreas productoras de insulina.

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