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1.3. Transmisión de enfermedades infecciosas

La mayoría de las aproximadamente 500 000 especies microbianas existentes son beneficiosas [véase la Unidad 9]. Sin embargo, muchos microorganismos causan alteraciones en los organismos hospedadores. Estos agentes patógenos presentan distintos modos de transmisión:

  1. Por el aire

    Aunque el aire es un medio inadecuado para el crecimiento de los microorganismos, algunos pueden recorrer cortas distancias sobre partículas de polvo o dentro de microgotas de agua (al estornudar, toser o incluso al hablar) y penetrar en otro organismo por las vías respiratorias. Entre las enfermedades transmitidas por el aire cabe citar la tuberculosis, producida por la bacteria Mycobacterium tuberculosis aislada por Koch, el resfriado común y la gripe, ambas provocadas por virus.

  2. Por contacto directo

    La infección se produce por interacción directa con el organismo infectado, con su sangre o con sus secreciones. Los diversos tipos de virus que causan varias formas de hepatitis se transmiten de este modo. Algunas enfermedades de la piel también se transmiten por contacto directo; un ejemplo es la lepra, causada por la bacteria Mycobacterium leprae.

    Un caso especial lo constituyen las enfermedades de transmisión sexual, causadas por bacterias, virus o protozoos que se transmiten a través de los fluidos intercambiados durante la actividad sexual. Son ejemplos la gonorrea, originada por la bacteria Neisseria gonorrhoea, y el SIDA, producido por los virus VIH-1 y VIH-2 [véase el epígrafe 4.2 de esta unidad].

  3. Por vectores

    El agente patógeno se transmite de un organismo a otro a través de un tercer ser vivo, lo general un artrópodo. En ejemplo dramático es la peste bubónica debida a la bacteria Yersinia pestis, cuyo vector es la pulga de la rata, y que acabó con la tercera parte de la población europea durante la Edad Media; o la malaria humana, causada por diversas especies de protozoos del género Plasmodium (en este caso, el vector es la hembra del mosquito Anopheles).

  4. Por el suelo

    Los patógenos del suelo (hongos y algunas bacterias) son accidentales y su ciclo de vida es independiente del hospedador ocasional. Las enfermedades más frecuentes son las micosis, generadas por hongos, y el tétanos, causado por exotoxinas de la bacteria Clostridium tetani.

  5. Por el agua

    Es una de las vías habituales de transmisión de enfermedades infecciosas en países de tercer mundo. La falta de agua potable hace que enfermedades como el cólera, debida a la bacteria Vibrio cholerae, o la disentería, producida por la ameba Entamoeba hystolytica, arrasen poblaciones enteras. En los países desarrollados es frecuente la legionelosis (enfermedad del legionario) originada por la bacteria Legionella pneumophila, si bien a escala mundial destaca la incidencia de la fiebre tifoidea provocada por Salmonella typhi (esta bacteria se transmite también por los alimentos contaminados y por el contacto directo).

  6. Por los alimentos

    Muchas enfermedades transmitidas por los alimentos son causadas por bacterias y virus. Entre las más comunes se cuentan las intoxicaciones alimentarias generadas por toxinas microbianas (como, por ejemplo, la causada por la bacteria Staphylococcus aureus, que se encuentra normalmente en la piel y en el tracto respiratorio, aunque puede actuar como un patógeno oportunista). Son también importantes algunas infecciones alimentarias como la salmonelosis, debida a bacterias del género Salmonella tras la ingesta de alimentos contaminados.

 

Enfermedades infecciosas: principales conceptos

  • Las enfermedades causadas por microorganismos se llaman enfermedades infecciosas.
  • La prevalencia de una enfermedad es la proporción de individuos enfermos en una población de riesgo.
  • Una enfermedad es epidémica si afecta al mismo tiempo a un número inhabitualmente alto de individuos de una comunidad.
  • Hablamos de pandemia cuando la epidemia afecta a casi todos los individuos de un país o se extiende rápidamente a otros países.
  • Una enfermedad endémica es aquella que está siempre presente en una población, pero con poca incidencia, bien sea porque el patógeno no sea muy virulento, bien porque la mayoría de los miembros de la población afectada son inmunes; en este caso subsisten en la población unos cuantos individuos que actúan como reservorio (almacén) de la infección.
  • La virulencia de un microorganismo —su habilidad relativa para provocar la enfermedad— depende de la producción de una amplia variedad de proteínas extracelulares y toxinas denominadas factores de virulencia, que rompen los tejidos o alteran las funciones del hospedador. Por ejemplo, algunas bacterias producen una enzima, la hialuronidasa, que degrada el ácido hialurónico (polisacárido que funciona como un cemento tisular) y, de este modo, los microorganismos se reproducen y se extienden rápidamente por el organismo.

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