2.2. Hormonas de los vertebrados
Sistema endocrino de la especie humana, formado por glándulas que quedan bajo el control de la hipófisis. Ésta, a su vez, está controlada por una región del encéfalo, el hipotálamo (que no es una glándula). Las cápsulas suprarrenales son, en realidad, dos glándulas diferentes (la corteza y la médula suprarrenal), separadas en algunos animales. En la ilustración no se muestra el corazón que, desde hace algún tiempo, se considera también una glándula endocrina (secreta las llamadas hormonas natriuréticas) |
El número de glándulas que forman parte del sistema endocrino de los vertebrados es muy superior al de cualquier otro grupo animal; además, las hormonas producidas por dicho sistema influyen prácticamente en todas las funciones de los sistemas orgánicos no endocrinos. Se trata de un sistema bastante uniforme en todos los grupos, tanto en las glándulas presentes como en las hormonas que producen, si bien los peces, los anfibios y los reptiles suelen poseer menos glándulas que las aves y los mamíferos.
El sistema nervioso y el endocrino están muy interrelacionados. Es frecuente que el primero proporcione al segundo la información requerida sobre el medio exterior en tanto que el sistema endocrino regula la respuesta interior a esta información. De hecho, una buena parte de los estímulos que recibe el animal, tanto internos como externos (luz, temperatura, niveles sanguíneos de glucosa…), se traducen en el envío de señales desde la corteza cerebral al hipotálamo (recordemos que se encuentra en la parte inferior del diencéfalo), cuyas células neurosecretoras liberan neurohormonas, llamadas factores liberadores o inhibidores, que pasan al torrente sanguíneo; de esta manera llegan a la hipófisis, donde activan o inhiben, respectivamente, la producción de hormonas.
La hipófisis es una glándula endocrina formada por dos estructuras de diferente origen embrionario:
- Lóbulo anterior de la hipófisis o adenohipófisis. Libera hormonas que estimulan el crecimiento y la actividad de otras glándulas endocrinas modulando su secreción; por ello se denominan hormonas tróficas (del griego trophê, "nutrir"). (Algunos textos usan el adjetivo, menos adecuado, de “trópicas”). Su concentración sanguínea se mantiene a un nivel correcto gracias a mecanismos de realimentación, como el que se muestra en color rojo en la ilustración siguiente. Por ejemplo, ante una situación de peligro, el hipotálamo segrega un factor liberador de ACTH, hormona producida por la adenohipófisis que estimula la síntesis y liberación de cortisol por la corteza de las cápsulas suprarrenales. El cortisol promueve las acciones metabólicas destinadas a proveer de combustible a los músculos del animal y permitirle ponerse a salvo. A su vez, actúa sobre la hipófisis, inhibiendo la producción de más ACTH, y sobre el hipotálamo, limitando la producción del factor liberador. La regulación de los niveles de las demás hormonas ocurre por procesos similares.
Esquema que indica las principales hormonas de la adenohipófisis y la acción que ejercen en sus células blanco. |
La adenohipófisis también segrega hormonas que actúan directamente sobre su órgano blanco. Si hay exceso de estas hormonas se ponen en marcha, de nuevo, mecanismos que inhiben su producción por la hipófisis (realimentación). |
- Lóbulo posterior de la hipófisis o neurohipófisis. Participa en el sistema endocrino de manera poco corriente: a la sangre que la atraviesa llegan neuro-hormonas producidas por neuronas cuyo cuerpo celular está situado en núcleos (grupos de células nerviosas) del hipotálamo. Probablemente no sea una glándula endocrina porque, en lugar de segregar hormonas, parece simplemente almacenar aquellas que producen las células nerviosas del hipotálamo.
La neurohipófisis, y las dos sustancias que son segregadas por las células neurosecretoras del hipotálamo. |
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