Los banquetes
Los banquetes eran otra forma de ocupar el ocio. Tanto en Atenas como en las comidas en común (συσσίτια) de Esparta se trataba siempre de comidas de hombres, pero hay noticias de que había banquetes reservados a mujeres. La palabra symposion (συμπόσιον), que traducimos como “banquete”, significa realmente “bebida en común”. Las asociaciones (ἑταιρεία) solían reunirse en casa de uno de sus miembros, aportando la comida a escote (ἔρανος). Pero, por lo general, los banquetes se celebraban por invitación de un huésped rico que corría con todos los gastos de la reunión. A los invitados solían “arrimarse” los parásitos, que tanto juego dieron en la comedia. Una vez que se llegaba a casa del anfitrión, el invitado se descalzaba. Después pasaba a la sala del banquete. Comían recostados en un lecho. Los lugares de honor eran los más próximos al anfitrión, que solía indicar a cada invitado el sitio que debía ocupar, aunque no siempre lo hiciera. Delante de cada lecho se colocaba una mesa portátil en la que los esclavos colocaban las viandas. Una vez que los invitados se habían colocado, los esclavos les ofrecían el aguamanil y la jarra para que se lavaran las manos, pues se comía con ellas. La cena se iniciaba con una copa de vino aromatizado de la que bebían por turno antes de empezar a comer. Después de terminada la cena, comenzaba el symposion propiamente dicho. Antes de empezar a beber se hacían las libaciones en honor de los dioses con vino puro. Después se mezclaba el vino con agua en la cratera. Se bebía por la salud de todos los asistentes. Podía haber solo conversación entre los invitados, pero podía haber también verdaderos números de variedades. Lo único que hacía falta era que el anfitrión fuera suficientemente rico como para pagar a un grupo de artistas. Lo habitual era que los invitados se distrajeran con pocos gastos, recurriendo a la charla, a la música, a las canciones o al juego del cótabo (κότταβος), que consistía en lanzar la última gota de vino a un recipiente a modo de diana, invocando el nombre de una persona amada. Si el líquido caía dentro del recipiente se consideraba un presagio favorable.
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