3. La traducción
En el interior de la célula eucariota existe un tráfico incesante a través de los complejos del poro de la envoltura nuclear. En el núcleo penetran todos los sillares necesarios para la síntesis de ARN, entre ellos los nucleótidos GTP, CTP, ATP y UTP y una dosis adicional de ATP que completará el suministro de energía del que carece el núcleo. Asimismo hay un notable flujo de proteínas hacia el interior: enzimas como las polimerasas de ARN, activadores y factores de transcripción, laminas nucleares, histonas y todas las proteínas que se han de ensamblar para formar los ribosomas.
En sentido inverso, la misma vía da salida a moléculas como el AMP o el ADP, que retornan al citoplasma para recargarse, o a nucleótidos como el NAD+. Pero lo más llamativo es el vertido incesante de filamentos alargados, que atraviesan cada poro a la velocidad de 1 μm por minuto; asociados con proteínas de transporte, se trata de hebras de ARN, ya maduras, que aportan los “planos” arquitectónicos (ARNm) o el material de construcción (ARNt) necesarios para la síntesis de proteínas. Y, por último, ocasionalmente se produce la salida de las subunidades de los ribosomas.
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