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2.2. Redacción de mensajes genéticos

El “dogma” central obligó, una vez más, a redefinir el concepto de gen. La genética clásica utilizaba dicho término para aludir a una entidad un tanto abstracta, una “partícula” situada en algún punto del cromosoma y responsable de un rasgo del organismo. Pero para los biólogos moleculares el gen pasó a tener un significado físico concreto, el de un fragmento de una molécula1:

Un gen consistiría, pues, en la secuencia completa de nucleótidos en la molécula de ADN que es necesaria para sintetizar una molécula de ARN.

Dicho ARN —el denominado transcrito primario— puede experimentar modificaciones diversas (por ejemplo, su escisión en moléculas de menor tamaño). El resultado de las mismas constituye a veces el producto final del gen, como es el caso del ARNr o del ARNt; pero frecuentemente se trata solo un intermediario (el ARNm) que ha de ser traducido a un polipéptido funcional. Y, como adelantamos en la Unidad 4, en algunos virus los ARN no son los productos de los genes, sino los propios genes.

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