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Los dioses griegos

Los llamados Dioses Olímpicos son doce, aunque con variaciones en la lista, sobre todo, entre Hestia y Dioniso, que pueden estar o no.

Zeus es un dios de origen indoeuropeo. Su nombre procede de una raíz que designaba el día, y es un dios de los fenómenos atmosféricos. Se reparte el poder con sus hermanos Hades y Posidón. Se dice de él que habita en montañas, sobre todo, en el Olimpo. Es el Rey. Su representación más típica es sentado en el trono, con cetro. Su ave, el águila, lo acompaña. De él procede el poder de los reyes y emana la justicia. Es padre, manifestación del poder patriarcal. Es un dios panhelénico y preside los juegos Olímpicos.

Hera es hermana y esposa de Zeus. Parece que en su origen fue una diosa de la tierra y de la fecundidad. Desde el principio, su papel es escaso e incluso ridículo. Aparece constantemente como una esposa celosa. Sólo es protagonista en algunos cultos, como los de Argos y Samos. Asociada al pavo real, su función es la del "amor institucionalizado", se le asigna la tutela de las bodas y de la viudez. Nunca es invocada como madre ni se la representa con un niño. Persigue con saña a sus enemigos, es rencorosa e implacable.

Posidón era el dios del mar. Esta función es fundamental en un pueblo marinero como el griego, aunque antes parece que estuvo relacionado con los fenómenos subterráneos, como las fuentes y los terremotos. Se le llama "sacudidor de la tierra" y se le asocia en la mitología con el caballo. Su esposa es Anfítrite. Es un dios siempre en litigio con otros para conseguir ciudades y siempre pierde, probablemente porque se trata de un dios de la fuerza bruta y desordenada, que no tiene cabida en la ordenada religiosidad del Estado.

 Atenea está relacionada con la ciudad de Atenas. En origen parece una diosa de la casa, luego del palacio y en época histórica es la diosa de la ciudadela. Por eso su templo se sitúa en el centro de la ciudad, en la acrópolis. Es hija de Metis. Su animal es la lechuza. Nace de la cabeza de Zeus, ya armada. Se la relaciona con la guerra, pero también es la diosa de la artesanía, especialmente la femenina. Sus funciones son las que permiten la vida civilizada de la ciudad: el trabajo y la guerra. Por eso protege a varios héroes.

 Apolo es un dios de la juventud. Se dice que es el más griego de los dioses. Su culto estaba extendidísimo por toda Grecia, pero destacan dos centros fundamentales: Delfos y Delos. En el primero de ellos se celebraban los juegos Píticos y estaba la sede del oráculo más importante de Grecia. Tiene varias funciones, quizá resultado de la asimilación de diversos orígenes. Por una parte, es dios de la iniciación de los jóvenes a la vida adulta, por otra es un dios sanador, que cura enfermedades (pero que también puede provocarlas) y está íntimamente relacionado con los oráculos y con la música. En época tardía se le asimila con el Sol.

 Ártemis es una divinidad muy antigua. Su característica más sobresaliente es la de ser "señora de las fieras" y se la representa relacionada con los animales. Su relación con la caza la sitúa como una divinidad muy primitiva, originada en el Paleolítico. Se le asocian a menudo aspectos de gran crueldad, como el sacrificio humano (Ifigenia), o el castigo de sus enemigos (como Níobe). Es también la diosa de la vida natural y se la representa danzando, en compañía de las Ninfas. Es juvenil, como su hermano Apolo, pero en relación con las muchachas: así, preside también la iniciación y los coros de muchachas. Es arquera como su hermano.

Afrodita es la personificación del placer del amor, de la atracción entre los sexos, del deseo de unión. Está asociada a Eros y a Hímero, es decir, a la belleza, al atractivo, al deseo, al amor y a la fertilidad. Su leyenda la asocia con Chipre, especialmente con Pafos y con Amatunte. Nació de la espuma del mar, según Hesíodo. En el siglo V se distinguen dos Afroditas, una Urania y otra Pandemos, la primera era representación del eros cósmico, la segunda, responsable de los amores más bajos, incluso de la prostitución. Está relacionada con Ares, según algunos autores como amante, según otros como hermana. Es la esposa de Hefesto.

Hermes es un dios versátil y difícil de definir. Es ante todo el embustero divino, dios de la transgresión de los límites y de los tabúes. En su himno homérico aparece como ladrón de ganado nada más nacer. La poesía dedicada a este dios combina el tema del tramposo y embaucador con el del descubridor o fundador de civilización, y así inventa la lira o el fuego del sacrificio. Es el patrón de las situaciones peligrosas, de pastores, caminantes, comerciantes y heraldos, de actividades en que uno debe arriesgarse por los caminos; incluso de los ladrones. Su caduceo es vara de pastor y varita mágica a la vez. Es el mensajero divino y es el dios que lleva las almas al Hades.

Deméter, hermana y esposa de Zeus, es una diosa asociada a cultos populares, como la agricultura y los cereales, y mucho menos a los olímpicos.

Perséfone, su hija, llamada también Core (‘la Muchacha’), es la esposa de Hades con quien vive en el Mundo Subterráneo. La bajada de Core al otro mundo se interpreta como una metáfora del entierro del grano en la siembra y la vuelta de éste, con las cosechas. De sus muchos festivales, el más importante era el de Eleusis.

Dioniso es el dios del vino y de los "estados de intoxicación o extáticos", del cambio de consciencia, interpretados como la irrupción de algo divino en los seres humanos. No es un fenómeno individual sino colectivo que produce la sensación de salirse de uno mismo (éxtasis) para unirse con la divinidad. Este "cambio de personalidad" se propicia con el uso de la máscara. Es un dios contradictorio. Produce placer, pero también actos de gran crueldad. Se relaciona con ritos de desmembramiento, de devoración de animales crudos, incluso de antropofagia. En todos sus ritos es característico el vino y la licencia. No tiene templos. El aire libre, el bosque fuera de la ciudad es su ámbito. Propicia el olvido de las barreras entre hombres y mujeres, entre libres y esclavos.

En su entorno danzan los sátiros, seres a medias entre lo civilizado y la naturaleza, y las bacantes, las ménades, cubiertas de pieles de ciervo, adornadas de hiedra y portando tirsos. Es propia de sus cultos la exaltación del esfuerzo físico, que se manifiesta en danzas violentas y carreras agotadoras, al son de instrumentos como crótalos, flautas y címbalos, acompañados por el vino. El resultado final era el llamado ἐνθουσιασμός ‘posesión divina’.

Inicialmente se le representaba como un hombre barbado con largo vestido, pero a mediados del V a.C. aparece como un joven imberbe y desnudo, introduciéndosele así cada vez más en la esfera erótica.

Hefesto es el dios del fuego y de las fraguas. Su lugar de culto es Lemnos, cuya capital se llamaba Hefestias. Se cuenta que Hera lo tuvo sin el concurso de Zeus –o bien que ayudó a Hera contra Zeus– y que éste, irritado, lo arrojó del Olimpo, provocando que quedara cojo de ambos pies, frente a la hermosura de los demás Olímpicos. En Atenas, tiene un templo compartido con Atenea. Se le atribuye la capacidad de creación de objetos bellísimos de todo tipo. Es patrón de los artesanos. Ello explica su importancia en Atenas.

Ares es el dios de la guerra. Se le representa como un guerrero armado, acompañado de Terror y Furor. Es insaciable en la batalla y destructor. Los Olímpicos lo aborrecen por su carácter primitivo y salvaje. Apenas recibe culto.

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