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4.2. Evolución de los magmas

Una vez formados en el interior de la Tierra, los magmas tienden a ascender a la superficie, como consecuencia de que su densidad es menor que la de las rocas que los rodean. Además, la presencia de una fase gaseosa más o menos abundante hace que los magmas aumenten su volumen y ejerzan una presión sobre las rocas circundantes (figura derecha).

Ascenso de un magma
El magma menos denso sube y tiende a expandirse; en este proceso intervienen los fluidos. Al enfriarse el magma origina una roca ígnea que queda englobada entre las rocas circundantes.

La velocidad de ascenso dependerá de la presión de los fluidos, pero, sobre todo, de la viscosidad del magma (cuanto más viscoso sea, más lenta es la subida). Así, podrán existir algunos magmas del manto superior que ascienden rápidamente a la superficie, aunque, por lo general, su ascenso es lento (en promedio, la velocidad de ascenso es aproximadamente de un metro al año) y en muchos casos no llegan a alcanzar la superficie, quedando acumulados a pocos kilómetros de profundidad en las llamadas cámaras magmáticas.

Los magmas generados en capas más profundas ascienden muy lentamente, e incluso pueden quedar estacionados durante un tiempo, geológicamente hablando, bastante largo. (Recuérdense las “islas térmicas” que se originan cuando los penachos magmáticos generados en el nivel D'' se detienen en el manto superior, dando lugar a las zonas de baja velocidad de ondas sísmicas (véase la Unidad 8).

Formación de magmas derivados
Durante el ascenso y, especialmente, en la estancia en las cámaras magmáticas, se producen una serie de procesos que, en ocasiones, cambian la composición química del magma primario y originan los denominados magmas derivados, cuya composición puede ser muy diferente al magma primario.

Estos procesos son los siguientes:

  1. Diferenciación magmática. Conforme disminuye la temperatura se forman núcleos de cristalización y se van generando minerales, comenzando por los que presentan mayor punto de fusión (véase series de Bowen). Si este proceso (llamado cristalización fraccionada) no es interrumpido, al final se forma una roca con la misma composición que el magma inicial; pero si los cristales formados se separan (porque se depositen en el fondo o en las paredes de la cámara magmática, debido a la diferencia de densidad o al transporte por fluidos), el magma primario queda empobrecido en determinados elementos y tendremos, pues, un magma residual cuya composición difiere del primario.

  2. Asimilación. Durante el ascenso, el magma puede fundir rocas del borde de la cámara, que serán integradas en el magma primario, modificando su composición en función de la naturaleza química de la roca asimilada.

  3. Mezcla de magmas. Sucede fundamentalmente durante la estancia en cámaras magmáticas, como consecuencia del aporte de nuevas porciones de magmas primarios (que migran por diversas causas, generalmente tectónicas) que cambian la composición del magma allí acumulado.


Fenómenos volcánicos
La actividad volcánica es la manifestación en superficie de los procesos magmáticos. Como sabemos, el principal fenómeno volcánico es la erupción, o sea, la salida a la superficie del planeta del magma. Hay una gran variedad de factores que controlan esta salida; algunos son propios de la composición del magma, mientras que otros son independientes de ella (por ejemplo, la estructura a través de la cual se produce la salida del magma, el carácter aéreo o submarino de la erupción…). Todo ello condiciona la naturaleza del proceso eruptivo, así como el tipo de rocas que se forman durante el mismo. También la composición del magma limita el proceso eruptivo de diferentes formas:
  • Como hemos visto, los magmas graníticos son más viscosos que los basálticos, debido a su alto contenido en SiO2. A su vez, los magmas menos viscosos suelen dar origen a erupciones tranquilas, con un flujo de lava continuo, mientras que las erupciones de los más viscosos son mucho más violentas, debido a la dificultad del magma para fluir. Por esta razón se producen interrupciones en su flujo, de manera que se acumulan hasta llegar a un momento crítico en el que ocurren erupciones explosivas.

  • El contenido en gases también condiciona la violencia de las erupciones. Los magmas ricos en compuestos volátiles se relacionan con procesos eruptivos violentos, debido a su brusca liberación. Además, transportan diversos materiales volcánicos (rocas, cenizas…).

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