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Vertebrados

Los vertebrados poseen sexos separados, salvo ciertos actinopterigios que son hermafroditas; en este grupo y en los anfibios la fecundación es externa, pero en los condrictios y en el resto de vertebrados es interna. Como características propias del grupo podemos señalar:

  • Los espermatozoides se forman en los llamados tubos seminíferos de los testículos, órganos que suelen ser pares, de pequeño tamaño y situados en la parte posterior del cuerpo, e incluyen además un tejido conjuntivo productor de hormonas sexuales masculinas. Por regla general, los testículos se encuentran suspendidos por los mesenterios en la cavidad abdominal, pero en muchos mamíferos se desplazan a un saco cutáneo extraabdominal (el escroto) cuya temperatura es unos cuatro grados Celsius inferior a la del resto del cuerpo; de esta forma se favorece la espermatogénesis, que solamente puede ocurrir entre ciertos límites de temperatura.

    El conducto genital de los machos muestra claramente la estrecha relación que existe en estos animales entre los órganos sexuales y los renales. En efecto, los espermatozoides salen al exterior por el conducto deferente, que no es sino el conducto de Wolff que, en muchos vertebrados, sirve para evacuar los productos de la excreción del riñón. En los vertebrados con fecundación interna, los machos desarrollan penes o estructuras análogas –aletas anales transformadas en órganos copuladores, hemipenes de lagartos y serpientes– que depositan los espermatozoides en las hembras. Las secreciones de ciertas glándulas accesorias (próstata, vesículas seminales, glándulas bulbouretrales) nutren a los espermatozoides y facilitan su transporte.

Aparato reproductor de los mamíferos
Aparatos reproductores de mamíferos, macho (izquierda) y hembra (derecha). El embrión presenta tanto conductos de Wolff como de Müller, pero más adelante degenera uno de ellos según el sexo.
  • En las hembras, en cambio, el conducto de Wolff no desempeña función reproductora alguna (y desaparece en las hembras de los amniotas); los óvulos producidos por los ovarios se desplazan por los oviductos o conductos de Müller, que poseen un embudo abierto (infundíbulo) que recoge los óvulos cuando están maduros. Tanto los ovarios como los oviductos son pares; las excepciones son las aves (en las que no se desarrolla el ovario derecho y falta el oviducto de dicho lado) y las lampreas (que carecen de oviductos).

    En el interior de los ovarios –que pueden producir también hormonas– los óvulos están rodeados por tejido conectivo y por células foliculares que favorecen el paso del óvulo a los oviductos (ovulación). Éstos están modificados según los diversos modos de reproducción. Así, en los vertebrados ovíparos (peces, anfibios, reptiles y aves) presentan glándulas que segregan sustancias en torno a los huevos –en los reptiles y en las aves, cuya fecundación es interna, las glándulas secretan albúmina y las sustancias que forman la cáscara–.

    El aparato reproductor de las hembras de los mamíferos se divide en tres partes: el conducto ovárico o trompa de Falopio, que recoge los óvulos; el útero, en el que se produce el desarrollo embrionario, y la vagina, conducto receptor del órgano copulador masculino. En los mamíferos euterios (con placenta) hay una sola vagina y los úteros, en principio dos, se fusionan en mayor o menor grado –están totalmente separados en roedores, parcialmente fusionados en insectívoros (como el topo o la musaraña) y perisodáctilos (caballos, rinocerontes) y totalmente fusionados en muchos primates–.

    En los condrictios, en los peces pulmonados (dipnoos), en los anfibios, en los reptiles y en las aves el oviducto desemboca en la cloaca. Sin embargo, en los marsupiales (canguros, zarigüeyas) y en los euterios, el orificio intestinal está separado del sistema urogenital.

Los cigotos se desarrollan directamente para dar lugar al individuo adulto, salvo en los anfibios, en los que tiene lugar la metamorfosis.

En este breve recorrido por los sistemas reproductores de los animales no nos hemos detenidos a estudiar los complejos fenómenos que ha de experimentar el cigoto que se ha formado en la unión de los gametos hasta originar un nuevo individuo. En el siguiente epígrafe analizaremos en qué consisten estos fenómenos y qué mecanismos regulan y controlan la formación de las estructuras que caracterizan cada grupo animal.

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