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1. El núcleo celular

Célula eucariota
Núcleo en una célula sanguínea del anfibio Cryptobranchus (fuente: http://biodidac.bio.uottawa.ca/ - CC BY-NC 4.0).

Como explicábamos en la Unidad 1, la teoría celular no adquirió carta de naturaleza hasta que se prestó atención al “grumo” detectado por Brown en 1831, el núcleo de las células eucariotas. Schwann lo percibió como el principal hito en la vida de la célula, pero su misma presencia era cuestionada en algunos casos (por ejemplo, en los gametos o células reproductoras), mientras que parecía difuminarse en los tejidos que se dividían activamente (como los huevos en segmentación o el endospermo de las semillas).

Estas observaciones hicieron pensar en un principio que el núcleo desaparecía durante la división celular, originándose de novo dos núcleos. Sin embargo, múltiples trabajos mostraron que el núcleo no desaparece, sino que se divide originando dos núcleos hijos, siendo esta división nuclear propia de todos los animales y plantas. Así, en 1882, el anatomista alemán Walther Flemming (1843-1905) pudo extender el famoso aforismo de Virchow citado en la Unidad 1 (omnis cellula e cellula) al propio núcleo (omnis nucleus e nucleo), dejando constancia de que el núcleo celular podía pasar por dos etapas claramente diferenciadas:

  • El momento culminante en la vida de la célula se corresponde con la división del núcleo, proceso al que el propio Flemming denominaría mitosis.
  • Pero durante buena parte del tiempo (en muchas células, en realidad, durante toda la vida) el núcleo permanece sin dividirse, etapa para la que se acuñó el término interfase.

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