1.3. Proceso de urbanización. Los ensanches

Estos cambios demográficos dejaron su huella en las ciudades industriales. Fue el momento en que las viejas ciudades del Antiguo Régimen no pudieron asumir un aumento repentino de población, tanto burguesa como proletaria, pues no estaban preparadas para alojar a las nuevas instalaciones industriales ni al ferrocarril, que iba unido a ellas. Así, los ayuntamientos planificaron de nuevo sus ciudades, por lo que, generalmente, destruyeron sus murallas, racionalizaron el interior de sus viejos cascos con alguna gran vía y ensancharon el espacio urbano con barrios racionalistas, ortogonales, propios del espíritu burgués, en los que se cuidó la salubridad, la higiene y las infraestructuras mínimas.

Además de los conocidos ensanches de Barcelona y de Madrid, de mediados de siglo, algunas otras ciudades también diseñaron su primera gran expansión urbana.

Aunque en la planificación de los ensanches se tuvo en cuenta y se localizó en ellos a la población obrera que debía trabajar en la industria, la especulación inmobiliaria la expulsará de estos nuevos espacios y el proletariado acabará viviendo en los extrarradios, en zonas insanas y sin infraestructuras. Esta situación de miseria explica también la virulencia de los movimientos obreros.