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2.1. La vida política

La llegada al poder de los dos partidos se garantizaba mediante un sistema que tergiversaba el funcionamiento normal del sistema democrático. Así, cuando el partido en el poder perdía la confianza de las Cortes o se veía envuelto en algún escándalo político, el rey encargaba al partido de la oposición formar nuevo gobierno que, una vez en el poder, organizaba las elecciones a través de las cuales conseguía el número necesario de diputados para tener mayoría parlamentaria.

El bipartidismo se consolidó con la muerte de Alfonso XII en 1885, sin ninguna descendencia todavía y con la reina embarazada. Para evitar la inestabilidad política los dos partidos políticos suscribieron el Pacto del Pardo, por el que Sagasta formó nuevo gobierno en un ejercicio de consolidación de la alternancia política.

Pero la conquista de la estabilidad institucional se hacía a costa de la democracia, porque durante el periodo de la Restauración las elecciones nunca fueron transparentes, pues para mantenerse en el poder necesitaban recurrir al fraude electoral a  través  de  métodos  que  nada  tenían  que  ver  con planteamientos democráticos. Así, para asegurar la alternancia política era necesario controlar el proceso electoral a fin de que obtuviese la mayoría el partido al que le correspondía el turno. Para conseguirlo se pusieron en práctica diversos mecanismos entre los que destacaron el encasillado y el pucherazo.

El encasillado
Revista Blanco y Negro, 1893
Presentación: Auxiliadora de la Torre Cadenas
Fuente: https://youtu.be/Y2GdbdO7vig

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