2.3. La cultura: el siglo de oro

La cultura del siglo XVII, o siglo del Barroco, surge entre  la crisis económica y política, y el esplendor de sus manifestaciones artísticas. El Barroco, caracterizado por el abigarramiento de sus formas, por el desequilibrio, la desmesura, el contraste entre lo popular y lo culto, lo bello y lo deforme se desarrolla en países en los que domina el espíritu nobiliario y la religión católica. La cultura del Barroco se manifiesta en nuestra Península de muy diversas maneras.

●   En el mundo de la cultura y de la ciencia sobresalen  Francisco Suárez, que escribe sobre Derecho Internacional, o los políticos y Diego Saavedra Fajardo, que vislumbra el futuro político de Europa. El desarrollo de la ciencia estuvo limitado por el control religioso y por la Inquisición, cuando en las universidades europeas se imponían las teorías de Galileo o de Kepler y el racionalismo de Descartes o de Leibniz.

La enseñanza media siguió en manos de los jesuitas y la universitaria se centró fundamentalmente en las facultades de Teología y de Leyes.

●  En la Literatura, el Siglo de Oro encierra una nómina de excelentes autores.

La novela picaresca continúa en este siglo con Mateo Alemán, y  Francisco de Quevedo. La novela moderna nace con El Quijote, obra universal de Miguel de Cervantes.

La poesía está representada en sus dos tendencias, conceptismo y culteranismo, por Francisco de Quevedo y por Luis de Góngora.

 El teatro se convierte en género nacional por excelencia y tiene a Félix Lope de Vega, a Tirso de Molina, a Francisco de Rojas y a Pedro Calderón de la Barca como sus mejores autores.

●  El arte sirvió para exaltar el poder de la monarquía y los valores de la religión.

La arquitectura se caracteriza por su grandiosidad y efectismo,  y por sus materiales pobres, propios de una época de crisis económica.

Destacan Juan Gómez de Mora,  Alonso Carbonel. A finales de siglo la arquitectura se hará más efectista y decorativa, y dará paso a un nuevo estilo barroco espectacular, nacido en torno a la familia Churriguera, que se desarrollará en la primera mitad el siglo XVIII.

La escultura es fundamentalmente religiosa e impone los dogmas salidos del Concilio de Trento. Se hace en madera policromada y  realista. La encontramos en los retablos de las iglesias y en los pasos de la Semana Santa.

Dos escuelas escultóricas destacan en la Península: la castellana con Gregorio Fernández y la andaluzacon Juan Martínez Montañés, Alonso Cano y Pedro de Mena.

La pintura tuvo un desarrollo especialmente brillante. Su temática fue religiosa, porque la demanda el clero; también dio cabida a otros temas, cuando era encargada por la nobleza o por la corte. En la primera mitad del siglo destacan dos escuelas fuera de la Corte:

○   La escuela valenciana, representada por Francisco Ribalta y por Francisco Ribera.

○   La escuela andaluza representada por Francisco de Zurbarán,  Alonso Cano, Bartolomé Esteban Murillo y Valdés Leal 

Velázquez merece especial mención.

De origen sevillano, Diego de Silva Velázquez (1599-1660) es uno de los pintores universales por excelencia. Reúne gran parte de las características de la pintura barroca y es un precursor de técnicas y hallazgos de la pintura moderna.

Su técnica es barroca, pues estudia la luz y el color, pero llega a captar la atmósfera de la escena, en la que consigue que se muevan sus personajes, por ello se le suele considerar precursor del Impresionismo de finales del siglo XIX.

La obra de Velázquez es muy extensa y variada: Los borrachos (El triunfo de Baco), Las hilanderas (La fábula de Aracné) o Las lanzas (La rendición de Breda).