La educación en Esparta
En Esparta, nada más nacer, el niño era presentado a los ancianos de la phyla (tribu), que decidían si vivía o si sería expuesto en el monte Taigeto. Si era aceptado, recibía una de las parcelas de tierra que correspondían a cada ciudadano y permanecía junto a su madre hasta los siete años, pasando a continuación a pertenecer al Estado. Hasta los veinte años era sometido a la agogé (educación colectiva) consistente sobre todo en ejercicios gimnásticos, cuyo fin era inculcar virtudes militares y cívicas y enseñarles rudimentos de lectura y escritura, música, poesía y danza. La educación estaba bajo la dirección de un funcionario llamado pedónomo (παιδονόμος), alto magistrado asistido por los monitores y por los portadores de látigo (μαστιγοφόροι). Toda la juventud espartana estaba clasificada en una especie de batallones que recibían el nombre de buas (βοῦαι) o agelas (ἀγέλαι) comandados por un buago (βουαγός). Estas se subdividían en una suerte de compañías denominadas ilas (ἶλαι), dirigidas por un ilarca (ἰλάρχης).
La educación de los niños estaba sometida a una disciplina rigurosa y severa. Lo fundamental consistía en aprender a obedecer, soportar la fatiga con paciencia y vencer en la lucha. Los niños entre los 12 y los 20 años pasaban por diferentes clases en función de su edad, en cada una de las cuales debían aprender a soportar dificultades cada vez mayores. Se les daba poca comida para que tuvieran que procurarse por sus medios la alimentación que les faltaba. Si eran sorprendidos robando, se les castigaba severamente, por no haber sido lo suficientemente hábiles para no ser descubiertos.
A pesar de todo, Esparta es la primera que estableció una educación obligatoria y gratuita a cargo del Estado para todos los ciudadanos. De ella tomarían los revolucionarios franceses de finales del XVII los conceptos de educación obligatoria y gratuita para todos los niños y niñas.
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