5. Mecanismos del rechazo. Formas de prevención
Iniciábamos esta Unidad comentando cómo, desde hace muchas décadas, se recurre a la técnica de los trasplantes para solucionar situaciones que ponen en peligro la salud de un individuo. En la actualidad las técnicas quirúrgicas están muy avanzadas y se pueden trasplantar la práctica totalidad de órganos o tejidos: piel, hueso, córnea, riñón, corazón, hígado, pulmón, médula ósea…
En la mayor parte de los casos, el proceso requiere la eliminación del tejido u órgano dañado y la implantación (injerto) de otro que reúna las condiciones adecuadas para la supervivencia del receptor. Pero uno de los principales inconvenientes que plantea este tipo de intervenciones es el rechazo del órgano trasplantado (caracterizado por lisis celular, lesiones en los vasos sanguíneos e inflamación). Por este motivo, antes de realizar un trasplante, es necesario llevar a cabo numerosas pruebas en los posibles receptores y en el donante para asegurar la compatibilidad; es decir, que las proteínas MHC, así como los antígenos responsables de los grupos sanguíneos, sean iguales o lo más parecidos posible.
El fenómeno del rechazo puede iniciarse al cabo de tan solo unos minutos después del trasplante (rechazo hiperagudo), debido fundamentalmente a la preexistencia de anticuerpos en la sangre del receptor que reconocen como extrañas las moléculas MHC del donante. En otros casos se produce transcurridas entre 24 y 48 horas después del trasplante (rechazo agudo), debido a una reacción de hipersensibilidad de tipo II. Y en un tercer caso, el rechazo se produce al cabo de varias semanas o de meses (rechazo tardío o crónico), debido a una hipersensibilidad de tipo IV.
No siempre es posible encontrar al donante más adecuado (compatible) para reducir la probabilidad de rechazo. Por ello se suministran al paciente fármacos inmunosupresores, como los corticoesteroides (que disminuyen la acción de los macrófagos) y la ciclosporina A (que bloquea los receptores de las interleucinas). Sin embargo, estos fármacos producen una inmunodeficiencia prolongada, con riesgo para estos pacientes de sufrir enfermedades infecciosas. Por tal razón se están investigando otras líneas de actuación, basadas en la síntesis de anticuerpos monoclonales dirigidos contra los linfocitos que participan en el rechazo, para potenciar su tolerancia. Sin duda, el sistema inmunitario humano guarda aún muchos interrogantes que abrirán nuevas e interesantes expectativas en la investigación biomédica.
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