3.3. Población
Desde finales del siglo XVIII la población europea creció espectacularmente. La población europea anterior al siglo XVIII era escasa porque, aunque su natalidad era elevada, tenía muy altas tasas de mortalidad. Las guerras, la falta de higiene y de sanidad, las hambrunas propias de una economía agrícola de autoconsumo, la importante mortalidad infantil y las epidemias de peste fueron las causas de esta situación, anterior a 1780, a la que se conoce como régimen demográfico antiguo. Los avances en agricultura y ganadería que facilitaron una dieta más rica y las mejoras en el tratamiento de las enfermedades y de las grandes epidemias de peste hicieron que, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, la población creció rápidamente. A comienzos del siglo XIX la población europea constituía la quinta parte del total mundial y en el transcurso de ese siglo se duplicó. La explosión demográfica facilitó abundante mano de obra a la nueva industria, ya que la población se desplazaba del campo a la ciudad (éxodo rural), y de zonas con pocas posibilidades de industrialización a otras que sí las tenían. A mediados del siglo XIX el movimiento migratorio se orientó en dos direcciones: ● A los países coloniales europeos y fundamentalmente americanos: EE.UU. y, en menor medida, Canadá, Brasil y Argentina; así como Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. ● A la ciudad (éxodo rural) y a las grandes regiones industriales: la avalancha de campesinos sobre las ciudades, que no estaban preparadas para recibirlos, dio origen a barrios inmundos con graves problemas sociales. Ante esta presión demográfica la burguesía construyó barrios algo separados del centro, bien ordenados ortogonalmente. Los ensanches eran las nuevas zonas, amplias y elegantes, con infraestructuras y servicios modernos. Estos barrios decimonónicos son el punto de partida del extraordinario crecimiento urbano que ha tenido la ciudad en el siglo XX. Después de 1880, se entró en la segunda fase de la transición demográfica en la que la mortalidad siguió disminuyendo porque mejoraron las condiciones de vida y la sanidad gracias a los avances de la biología y a la nueva industria química. También disminuyó la natalidad al disminuir la mortalidad infantil y al no ser necesaria tanta mano de obra como en la fase agrícola anterior. Era la etapa de madurez demográfica de los países industrializados, el paso anterior a su envejecimiento. |
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