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Sistemas de clasificación naturales

A lo largo de la historia, se han clasificado los seres vivos atendiendo a los criterios más diversos, en general basados en caracteres fácilmente observables, como animales voladores y no voladores, acuáticos y no acuáticos,... Sin embargo, estos sistemas no tienen en cuenta las relaciones de parentesco entre los organismos, son sistemas artificiales.

Linneo, por el contrario, buscaba un sistema natural, en el cual cada taxón incluyese a individuos emparentados por uno o más vínculos que denotasen relaciones reales, y que, por tanto, fuese útil para hacer predicciones.

El descubrimiento clave de Linneo es que la clasificación natural de los seres vivos es jerárquica.

Linneo intuyó que deberían existir unas categorías taxonómicas anidadas, esto es, incluidas unas dentro de otras, de la misma forma que varias especies estaban contenidas en un mismo género, y agrupó los géneros en órdenes, éstos en clases y las clases en reinos. El esquema perdura hoy, aunque se ha enriquecido con otras categorías: filo (también llamado tronco o división, según se trate de animales o de plantas, respectivamente) entre clase y reino, familia entre género y orden, y todas las que se obtienen añadiendo los prefijos sub- o super- (subgénero, superorden…), como puedes ver en el siguiente ejemplo:

Lemur catta

 Animalia

 REINO

 Plantae

Leontopodium alpinum

 Chordata

FILUM DIVISIÓN

 Magnoliophyta

 Mammalia

 CLASE

 Magnoliopsida

 Primates

 ORDEN

 Asterales

 Lemuridae

 FAMILIA

 Asteraceae

 Lemur

 GÉNERO

 Leontopodium

Lemur catta

 ESPECIE

 Leontopodium
 alpinum

 Lemur de cola
 anillada

 Nombre común

 Edelweiss, flor
 de nieve


Linneo reconocía dos reinos vivientes: Animales y Plantas. Los primeros incluían a los organismos dotados de sensibilidad y movimiento que precisan tomar alimento orgánico. Se distinguían así de las plantas, capaces de usar nutrientes inorgánicos. En el siglo siguiente se aceptó que las plantas podían captar energía solar gracias a la clorofila y que sus células estaban revestidas de una pared de celulosa (las de los animales carecían de pared). Esta tradicional dicotomía en dos reinos se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. En cambio, los demás taxones (filos, clases…)
sufrieron múltiples reajustes a lo largo de los siglos XIX y XX, cuando la aceptación de la teoría de la evolución obligó a redefinir lo que se entendía por clasificación natural: a partir de entonces solo se admitirían como naturales a aquellos taxones que englobaban a especies unidas por lazos de parentesco evolutivo. Se derrumbaron así esquemas tradicionales como el de clasificación de los vertebrados, algunos de cuyos grupos (por ejemplo, reptiles o peces) resultaron ser artificiales según el citado criterio.
 

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