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Los cinco reinos

En 1969, Robert Whittaker (1924-1980) intentó redefinir los Protoctistas de Copeland limitando dicho reino a organismos unicelulares o, a lo sumo, coloniales. Separó de él a los hongos, con los que formó un quinto reino, y a otros grupos exclusivamente pluricelulares, tales como las algas rojas o pardas, que fueron adscritas a las plantas.

Whittaker era consciente de que, tal y como los había delimitado, los reinos de las plantas, hongos y animales eran probablemente polifiléticos. En efecto, Whittaker definía a los reinos sobre la base de su nivel de organización –unicelular o pluricelular– y de su modo de nutrición –autótrofa en plantas, holozoica en animales y saprótrofa en hongos–, rasgos todos ellos que podrían haber surgido de forma independiente en diferentes linajes y en varias ocasiones sin guardar una relación directa con sus ancestros.

La más que probable artificialidad de este sistema indujo a la bióloga norteamericana Lynn Alexander Margulis (1938-2011) a darle algunos retoques, de modo que los reinos de las plantas, los animales y los hongos fueran monofiléticos; es decir, que sus miembros tuviesen un antecesor común (un ejemplo familiar sería el grupo integrado por el abuelo y todos sus hijos y nietos). Como contrapartida el reino de los protoctistas volvía a definirse negativamente, resultando ser parafilético: sus integrantes tenían un antecesor común, pero el grupo no incluía a todos los descendientes del mismo (sería más o menos como si el abuelo ciñese su “familia” a los hijos y nietos que conservan su apellido y excluyese al resto).

Muchos investigadores eran conscientes de que las relaciones entre los procariotas establecidas sobre estas bases (morfológicas y fisiológicas) distaban de ser genealógicas, de la misma manera que a nadie se le ocurriría reconstruir las relaciones de parentesco entre sus tíos, abuelos y demás familiares basándose en si les gusta más la fabada o el cocido. Y así, los análisis sistemáticos dejaron prácticamente fuera a la mayor parte de los organismos de este planeta, y sus únicos habitantes durante al menos la primera mitad de su historia… hasta la llegada de la biología molecular.

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