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La segunda guerra médica

Mientras tanto en Atenas se emprendió una política de construcciones navales bajo la inspiración de Temístocles para asegurarse el suministro de cereales frente a los piratas y los eginetas. El arconte polemarco dejó de ser el jefe supremo del ejército. Todas las competencias militares pasaron a manos del colegio de los diez estrategos y éstos eran reelegibles.
Desde el año 483 a. C., Jerjes, hijo y sucesor de Darío, puso en marcha los preparativos para una guerra de conquista contra los griegos. Según Heródoto, los contingentes empleados en esta segunda expedición fueron 1.700.000 soldados de infantería y 80.000 de caballería. La flota estaba formada por 1.207 naves.

La batalla de las Termópilas
Los persas desembarcaron sus tropas de infantería en Macedonia y avanzaron por Tesalia hacia la Lócride mientras la flota avanzaba por mar. En las Termópilas, que era la vía de acceso desde Tesalia, se apostó el rey espartano Leónidas con un pequeño contingente de tropas que logró dejar clavado en el terreno al ejército persa, en agosto del 480 a.C. Con su sacrificio, Leónidas y sus espartanos dieron tiempo a los Estados griegos para que se organizasen mejor para hacer frente al ejército de Jerjes. Una vez que los persas dominaron las Termópilas, casi toda Grecia quedó a su merced.

La batalla naval de Salamina
La flota persa puso rumbo a Atenas. Atenas, siguiendo un oráculo de Delfos que les había aconsejado que "se refugiasen tras un muro de madera", embarcó a su población en las naves y transportó a los no combatientes a Salamina, Egina y Trecén. Los persas se apoderaron de la Acrópolis de Atenas y la destruyeron. Los peloponesios se fortificaron en el istmo de Corinto. La flota griega a las órdenes de Temístocles derrotó a la persa en Salamina.

Las batallas de Platea y Micale
Jerjes huyó, dejando a las tropas de tierra al mando de Mardonio que se retiró hacia Tesalia para pasar el invierno. El año siguiente 479 a. C. las tropas persas de Mardonio fueron vencidas por los griegas en Platea. Ese mismo verano la flota griega, mandada por el rey espartano Leotíquidas sorprende a la persa en Micale, junto a la desembocadura del río Meandro, y le prende fuego.
Las ciudades griegas de Asia Menor se sublevaron de nuevo contra el imperio persa y pidieron ser admitidas en la confederación panhelénica. El rey Leotíquidas se retiró a Esparta y dejó a los atenienses el campo libre para convertirse en una potencia capaz de continuar la guerra.


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