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9. El imperialismo japonés en el Pacífico

Desde finales del siglo XIX, en la sociedad japonesa convivían dos líneas políticas. La primera agrupaba a la burguesía y a los intelectuales y era partidaria de aceptar el liberalismo económico y político occidental. La segunda, liderada por los militares, pretendía crear un Estado totalitario. Ambas compartían la necesidad histórica de extender el imperio japonés al Pacífico occidental y, por eso, en 1895 Japón se anexionó Formosa (Taiwan); se enfrentó a Rusia en 1904-1905 y se apoderó de Corea.

 La crisis económica de 1929 puso en peligro el liberalismo de tipo occidental y acentuó el nacionalismo militarista. Esto coincidió con el aumento de las exportaciones japonesas a Asia donde la demanda de los países occidentales había disminuido por efecto de la crisis. Japón se convirtió así en la potencia industrial de la zona. A la vez y propiciado por el plan de los militares nacionalistas para extenderse por el continente asiático, se fue imponiendo el fascismo.

Así, en septiembre de 1931, los militares obligaron al gobierno civil a invadir la región china de Manchuria, rica en minerales y materias primas, vitales para la industria japonesa. Utilizaron como pretexto la colocación de una bomba en  el  ferrocarril  de  esta región en la que Japón tenía fuertes intereses económicos desde 1918. Tokio la convirtió en su Protectorado (Man- chukuo) y, en 1934, ofreció la jefatura del gobierno al último emperador chino Puyí que, destronado, vivía refugiado en la ciudadela japonesa de Tianjin. Manchuria se convirtió en la región económicamente más avanzada de China gracias a las inversiones japonesas en transportes, minería, construcción y electricidad.

Fuente: José Antonio Hernández Antón

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