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Imperfecciones cristalinas

Los cristales naturales rara vez se han formado en las condiciones ideales de cristalización, por lo que normalmente no son compuestos completamente homogéneos ni suelen ser geométricamente perfectos (de ahí el alto coste económico de las piezas que sí lo son). Existen muchos fenómenos físicos y químicos que pueden perturbar el nacimiento y el crecimiento de los cristales y, en consecuencia, condicionar su forma geométrica: variaciones de temperatura y de la   presión, la presencia de fluidos e impurezas, la existencia de otros cristales que impiden su crecimiento…

Debido a estas razones, los minerales suelen presentar caras desigualmente desarrolladas e incluir en su interior anomalías estructurales con respecto a las de los cristales obtenidos artificialmente. Además, pueden aparecer con unas deformaciones plásticas originadas por tracciones o presiones ejercidas sobre ellos después de su formación. Estas caras irregulares serán más inestables y, por consiguiente, susceptibles de reaccionar con más facilidad. En ocasiones, debido a una variación en la homogeneidad de la composición química durante la cristalización, aparecen en los cristales unas zonas o capas diferenciadas en las que cambian algunas de las características del cristal (por ejemplo, el color).

Cristales de cuarzo

En ambas fotografías se pueden observar cristales de cuarzo. En la fotografía de la izquierda el cristal de cuarzo contiene "cabellos" de rutilo, un mineral que se ha formado paralelamente y ha quedado atrapado en su interior. A la derecha se aprecia la variedad amatista; obsérvese la coloración violeta, debida a la presencia de impurezas (posiblemente óxido de hierro).

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