Introducción
Actualmente predomina una visión de la actividad génica de los eucariotas más elaborada que el sencillo esquema derivado directamente del "dogma" central de la Biología molecula (fuente: ASH).
Como estudiamos en la Unidad 6 y resumimos en la ilustración adjunta, los genes codificadores de proteínas no son los únicos depósitos de la herencia y, de hecho, representan (ciñéndonos al ser humano) menos del dos por ciento del ADN total de una célula.
El genoma dista de ser un texto estático que se transmite de generación en generación. Antes bien, semeja un sistema operativo que guarda trazas de viejos códigos ya obsoletos, vestigios de virus y archivos temporales no borrados. El ADN se replica y se transmite a las células hijas, duplicando de paso todas las secuencias parásitas y, a menudo, cometiendo errores (mutaciones). Alteraciones y añadidos que no solo representan la fuente de la que se nutre el proceso evolutivo, sino que han dado pie a numerosas aplicaciones prácticas, desde médicas a policíacas.
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