5.1. La teoría sintética de la evolución
Se afirma en ocasiones que el gran problema de la teoría de la evolución de Darwin era la ausencia de un mecanismo que explicara el origen de la variación necesaria para el proceso de selección natural (véase el epígrafe 3 de la Unidad 1), y que el problema quedó resuelto en 1900, tras el “redescubrimiento” de las leyes de Mendel (véase el epígrafe 2.3 de la Unidad 5). Sin embargo, las primeras tres décadas de genética mendeliana no contribuyeron a reforzar el darwinismo; al contrario, personajes como de Vries o Morgan consideraban que el carácter discreto de la variabilidad de los caracteres mendelianos probaba que el proceso evolutivo no se ajustaba al cambio gradual descrito por Darwin. La aparición de nuevas especies se debería a las macromutaciones propuestas por de Vries (véase el epígrafe 3 de la Unidad 5), y la selección natural se limitaría a eliminar mutaciones nocivas.
Probablemente, una de las causas del rechazo que encontró el darwinismo entre estos mutacionistas fue que, para ellos, el individuo mutante era más importante que la población a la que pertenecía; pero la esencia de la revolución darwiniana estribaba, precisamente, en el planteamiento opuesto: para Darwin, la evolución era el proceso mediante el cual la variación entre los individuos de una población se convierte en variación entre poblaciones y, de ahí, en variación entre especies.
Por ello, el resurgir del neodarwinismo —el darwinismo desprovisto de la herencia de los caracteres adquiridos, tal y como lo desarrolló Weismann— solo fue posible cuando se adoptó definitivamente el pensamiento “poblacional”, lo que ocurrió durante los años 1930-1950 fundamentalmente en tres disciplinas: la genética, la sistemática y la paleontología. Su confluencia motivó el nombre de teoría sintética que, en adelante, se daría al neodarwinismo.
La genética, en particular, permitió identificar las fuentes de la variabilidad sobre la que actúa la selección natural. En último término toda la variación genética procede de la mutación, entendida en su sentido moderno —tal y como se ha definido en esta misma Unidad—. Las mutaciones son el origen de los diferentes alelos de cada gen. En una población, los individuos pueden presentar diversas combinaciones de alelos; si algunos de estos genotipos determinan que sus portadores tengan mayor eficacia biológica que otros individuos de la población, entonces las frecuencias de los alelos presentes en dichos genotipos aumentarán en la población generación tras generación, hasta convertirse en genes exclusivos. Si esa sustitución de unos alelos por otros más aptos afecta a un gran número de genes, la población podría acabar teniendo una constitución genética muy distinta de la inicial, hasta el punto de que los individuos que la constituyen no podrían cruzarse —y tener descendencia fértil— con los de otras poblaciones: habría nacido una nueva especie.
Sin embargo, la evolución no puede limitarse a cambios en las frecuencias de genes que ya existen. A lo largo de la historia evolutiva se han ido fabricando nuevos genes por una doble vía:
- Un gen se duplica accidentalmente, y la copia extra se inserta en una nueva ubicación de los cromosomas (gracias a un transposón). Como solo se necesita una copia para producir la proteína original, la copia suplementaria puede mutar sin restricciones y originar un gen capaz de cifrar una proteína con funciones novedosas.
- Un ARNm puede copiarse “hacia atrás” gracias a la transcriptasa inversa, para dar una secuencia de ADN que se inserta en un cromosoma. Este fenómeno, la retrotransposición, produce genes ya “procesados”, esto es, sin intrones.
A menudo, no obstante, la copia del gen está dañada y no es funcional, convirtiéndose en un pseudogen. Se conocen en la actualidad más de 19 000 pseudogenes en la especie humana, en vivo contraste con los 20 000 a
25 000 genes codificantes de proteínas. De hecho, da la impresión de que en los organismos pluricelulares solo un pequeño porcentaje del material genético total alberga copias únicas de genes funcionales.
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