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2.1.1. La implicación del ARN

Desafortunadamente, el modelo de Gamow no funcionó. Los huecos que quedaban entre las bases de la doble hélice no se diferenciaban lo suficiente como para seleccionar los aminoácidos. Además, según Gamow, los aminoácidos se ensamblaban directamente sobre el ADN, pero ya desde antes de 1940 se sabía que las proteínas se sintetizan en el citoplasma, físicamente separado del ADN por la envoltura nuclear en los eucariotas. ¿Cómo podía entonces transmitirse la información genética desde donde se almacena (el núcleo) hasta donde se utiliza (el citoplasma)?

Molécula híbrida ADN-ARN
Molécula híbrida de ADN-ARN (fuente: ASH).

Precisamente, en el citoplasma se había hallado una molécula parecida al ADN: el ARN. Las investigaciones mostraron que las células de tejidos muy activos o en rápido crecimiento, como el hígado —donde se fabrica la mayor cantidad de proteínas—, eran justo las que tenían más ARN. Consideraciones de esta índole llevaron a sugerir en 1952 que el ADN no sería un molde directo para la síntesis de proteínas; pero sí indirecto, en el sentido de que actuaría de patrón para la síntesis de una cadena de ARN, la cual serviría a su vez de matriz para el ensamblaje de proteínas tras ser exportada al citoplasma.

Un dato a favor de tal hipótesis es que la desnaturalización del ADN no es un proceso irreversible; al contrario, si las hebras complementarias se mantienen a una temperatura suave durante algún tiempo se vuelven a formar enlaces de hidrógeno entre ellas. Este proceso inverso, denominado renaturalización, permitía también la formación de una doble hélice híbrida, con una hebra de ADN y otra de ARN en la que la timina había sido sustituida por el uracilo (ilustración adjunta). Era concebible, pues, que una molécula de ARN se sintetizara a base de fijarse ribonucleótidos a un molde de ADN.

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