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¿Fotólisis del dióxido de carbono o del agua?

¿Qué ocurre tras la excitación de una molécula de clorofila del centro de reacción? ¿Cómo se relaciona este acontecimiento con la asimilación de CO2 y con la formación de glucosa y O2?

Puesto que la fórmula molecular de la glucosa (C6H12O6) podía escribirse como (CH2O)6, parecía razonable suponer que se formaba a base de combinar átomos desnudos de carbono (C) con agua (H2O). Entonces, el acontecimiento central de la fotosíntesis debería ser la ruptura de CO2 por la luz solar, expulsando el O2 y reteniendo el “C”. Esta hipótesis, conocida como fotólisis del CO2 (del griego phōtο, “luz”, y lýsis, “descomposición”), había dominado el pensamiento sobre la química de la fotosíntesis hasta 1937, fecha en que el bioquímico inglés Robert Hill (1899-1991) la puso en entredicho.

Hill había inventado una técnica para aislar cloroplastos en estado aparentemente intacto; pero, en realidad, debía dañarlos de algún modo, ya que dejaban de funcionar. Pensó que en el proceso se habría perdido alguna sustancia esencial, y probó a sustituirla por ferricianuro, cuyo ion férrico (Fe3+) era capaz de aceptar electrones y reducirse a ion ferroso (Fe2+). Observó entonces que se formaba O2 a buen ritmo, pero no se consumía CO2. Esto significaba que el O2 no procedía del CO2; la única alternativa era que proviniese de la molécula de H2O, para lo cual esta debería ceder sus electrones a algún aceptor A (precisamente, el que Hill había reemplazado por ferricianuro):

Reacción de Hill      (1)

La reacción de Hill, como se llamó, parecía indicar que el acontecimiento clave de la fotosíntesis era la fotólisis del agua, no la del CO2. La demostración definitiva la proporcionaron el bioquímico estadounidense Samuel Ruben (1913-1943) y el canadiense Martin David Kamen (1913-2002). En 1941, iluminaron una suspensión de algas verdes en presencia de H218O —agua en la que el isótopo ordinario, designado como 16O por tener una masa atómica de 16 u, había sido sustituido por el oxígeno “pesado” 18O— y analizaron, mediante el espectrógrafo de masas , el O2 formado: contenía 18O en la proporción exacta que cabría esperar si derivaba enteramente del agua.

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