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Residuos del metabolismo

La actividad metabólica celular genera diversos metabolitos residuales que es necesario expulsar al medio para evitar su acumulación en células, tejidos o fluidos corporales, como son:

Dióxido de carbono, procedente de la respiración de glúcidos, grasas, aminoácidos y nucleótidos; en la degradación de estos dos últimos tipos de moléculas (que contienen nitrógeno) se genera, además, amoniaco.

Urea, que se forma sobre todo en el hígado a partir de amoniaco, lo que permite neutralizar esta sustancia altamente tóxica.

Ácido úrico, que proviene de la degradación de ciertos nucleótidos conocidos como purinas. Muchos animales “evitan” el amoniaco resultante de la destrucción de los aminoácidos combinándolos para formar purinas y, finalmente, ácido úrico.

Cuerpos cetónicos (restos de ácidos grasos o de aminoácidos que han perdido el nitrógeno), que se eliminan en grandes cantidades en situaciones de alteración del metabolismo (como en la diabetes).

Ácidos grasos de cadena corta (como el ácido valeriánico) generados durante la combustión incompleta de moléculas que carecen de nitrógeno (por ejemplo, en nematodos parásitos).

Aminoácidos y azúcares que a veces se acumulan peligrosamente en la sangre, sobre todo tras el consumo excesivo de ciertos alimentos.

Toxinas, drogas y principios activos de medicamentos.

Los desechos del metabolismo

En resumen, los animales deben enfrentarse a dos problemas: el control del equilibrio hidrosalino y la eliminación de los residuos del metabolismo.

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