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Resumen

Recuerda...

La reproducción en animales es un proceso mediante el cual se mantienen las distintas especies a lo largo del tiempo. Para llevar a cabo esta función, los animales desarrollan una serie de estructuras que la facilitan; estas estructuras conforman el aparato reproductor.

En la reproducción sexual dos células, los gametos, se unen para dar lugar a un cigoto.

Tras la fecundación se produce el desarrollo embrionario, que a su vez puede ser directo (cuando una vez concluido el desarrollo se origina un nuevo individuo semejante al adulto aunque de menor tamaño) o indirecto (cuando previamente desarrollan una larva más o menos independiente que dará paso a un nuevo individuo adulto).

En el desarrollo embrionario se producen distintas fases: segmentación del huevo, gastrulación, formación de las hojas blastodérmicas y organogénesis. Si las hojas blastodérmicas que se forman son dos, darán paso a los animales diblásticos, y si continúa el desarrollo y se forma una tercera hoja blastodérmica, tendremos a los triblásticos.

Las hojas blastodérmicas son: ectodermo, endodermo y mesodermo. Cuando aparece esta última se puede formar celoma (celomados) o no (acelomados) e incluso hay una tercera posibilidad, cuando se forma un falso celoma (pseudocelomados). Todos estos procesos pueden producirse de distintas maneras según el grupo de animales y las características del huevo que se forme después de la fecundación.

El ser humano interviene en la reproducción de las especies animales seleccionando aquellos ejemplares que porten características que interese conservar para obtener un mayor beneficio; el avance tecnológico ha permitido manipular en el laboratorio células y embriones con esta finalidad.

Muchas de las técnicas reproductivas que se aplican al resto de los animales se pueden utilizar también en el caso del ser humano.

Existe en la sociedad una fuerte controversia acerca de la utilización de los embriones humanos, y por ende, de las células madre embrionarias humanas. Los científicos que trabajan en el tema argumentan que en ningún caso la masa de células con las que investigan podría originar un ser humano, y que los beneficios que se pueden obtener para paliar el sufrimiento humano son innegables. Los que están en contra arguyen que los embriones, entre los que incluyen el blastocito, tienen estatus de personas y, por tanto, es moralmente reprobable su utilización.

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