Introducción
Los animales son organismos cuyas células deben adquirir moléculas orgánicas ya elaboradas y “quemar” algunas de ellas con ayuda del oxígeno (es decir, respirarlas) para extraer la energía que necesitan. Finalmente, han de eliminar el dióxido de carbono generado en el proceso, así como diversos compuestos nitrogenados y sales minerales que resultan de su nutrición. Por tanto, como vimos en la unidad anterior, los organismos animales generalmente requerirán:
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Un aparato digestivo capaz de tomar porciones de alimento del entorno y descomponerlas químicamente en moléculas sencillas –nutrientes– que puedan atravesar las delgadas membranas plasmáticas de las células.
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Un aparato excretor encargado de concentrar y expulsar al exterior las restantes sustancias que pueden tener un efecto tóxico.
- Un aparato respiratorio que capte el oxígeno del agua o del aire en el que se halla inmerso el organismo y elimine el dióxido de carbono.
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Un aparato circulatorio que traslade a todas las células del organismo los nutrientes (recogidos desde el aparato digestivo) y el oxígeno (aportado por el respiratorio), y que, a la vez, retire sus productos de desecho y los lleve hasta los sistemas encargados de su expulsión (respiratorio y excretor).
Los dos primeros se estudiaron en la unidad 6. En esta unidad estudiaremos las peculiaridades del medio interno y el funcionamiento de los sistemas de transporte de sustancias y de intercambio de gases (O2 y CO2).
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