El sistema linfático
Relaciones entre la sangre, la linfa y el líquido intersticial. Las flechas indican el paso de sustancias entre compartimentos. |
Además del sistema de vasos sanguíneos casi todos los vertebrados han desarrollado otro sistema –el linfático– compuesto por venas y capilares linfáticos. ¿Para qué sirve?
Como ya dijimos, a través de las delgadas paredes de los capilares tiene lugar el paso de sustancias al líquido intersticial que baña las células. En el líquido filtrado encontramos fundamentalmente agua, oxígeno disuelto, glucosa, ácidos grasos, glicerina, aminoácidos, vitaminas, sales y hormonas. Con estas sustancias pasa una gran cantidad de proteínas plasmáticas, que, junto con el agua, han de retornar a la circulación general.
Una fracción de los líquidos volverá a los capilares por ósmosis, pero la mayor parte de ellos y las proteínas han de ser recogidas por los capilares linfáticos, consiguiendo, de este modo, drenar los tejidos y evitar un exceso de líquido tisular.
Los capilares linfáticos tienen la característica de que sus extremos están cerrados, a diferencia de los sanguíneos, pero son muy permeables. Por allí recogen el líquido tisular, que pasa a denominarse linfa, y lo conducen a las venas linfáticas. Éstas van confluyendo en vasos de calibre cada vez mayor, hasta desembocar en ciertas venas del aparato circulatorio sanguíneo cercanas al corazón.
En numerosos vertebrados (peces, anfibios, reptiles y algunas aves) existen unos ensanchamientos de los vasos linfáticos que funcionan como corazones linfáticos accesorios, encargados de impulsar la linfa, y que ayudan a introducirla en la circulación sanguínea; pero en otros vertebrados (como, por ejemplo, en los mamíferos) son las contracciones de los músculos esqueléticos las que hacen circular este líquido.
Los vasos linfáticos presentan a lo largo de su trayecto numerosas válvulas que impiden que la linfa retroceda.
En diversas zonas del sistema linfático de los mamíferos existen nódulos o ganglios linfáticos que drenan el sistema linfático; aquí almacenan desperdicios celulares y organismos infecciosos recogidos por la linfa en su recorrido, y se producen las llamadas células plasmáticas, relacionadas con la defensa del organismo.
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