Branquias
Las branquias pueden ser expansiones laminares, plumosas o filamentosas; además, las podemos encontrar en regiones muy diversas del cuerpo. Encontramos este tipo de estructuras en:
Artrópodos
Cangrejo bayoneta. "Limule(dD)" by Didier Descouens - Own work. Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons. |
Dentro de los artrópodos, los cangrejos bayoneta [1] [2] (que no son crustáceos, a pesar de su nombre), fases larvarias acuáticas de algunos insectos y, sobre todo, los crustáceos intercambian gases a través de branquias, que se desarrollan en los artejos basales (los más próximos al cuerpo) de las patas en los crustáceos. A menudo las branquias quedan envueltas por prolongaciones del caparazón, de modo que se forma una cavidad branquial con un orificio de entrada y otro de salida; el movimiento de las patas actúa como “ventilador” removiendo el agua que entra y sale de la cavidad branquial.
Izquierda: Corte transversal de un cangrejo del género Cancer para mostrar la situación de las branquias en la cavidad branquial. Derecha: Segundo maxilípedo de un cangrejo, mostrando la relación entre la branquia y los distintos artejos. |
Moluscos
El esquema básico del aparato respiratorio de los moluscos acuáticos incluye varios pares de branquias alojadas dentro de la cavidad paleal, situada bajo el borde posterior del manto.
Cada branquia, conocida como ctenidio, consta de un largo eje central aplanado que incluye los vasos sanguíneos; de este eje parten dos series de laminillas branquiales, provistas de cilios capaces de crear corrientes de ventilación y eliminar partículas extrañas. La ilustración siguiente muestra un mecanismo de intercambio a contracorriente similar al descrito en los vertebrados.
Izquierda: Esquema de un molusco "generalizado", en vista lateral. Solo se observa un ctenidio, pero suelen estar en número par. Derecha: Vista posterior del molusco, mostrando la cavidad paleal con uno de los ctenidios, formado por dos series de laminillas branquiales. Obsérvese que, en cada laminilla, la hemolinfa circula hacia abajo, mientras que el agua fluye, en contracorriente, hacia arriba, asegurando así la máxima oxigenación. |
En diversos moluscos acuáticos se aprecian alteraciones de este esquema: desaparición de una de las dos series de laminillas de cada branquia, supresión de los cilios (que son innecesarios cuando las contracciones del manto generadas durante el movimiento de natación crean corrientes de agua, como ocurre en los cefalópodos), pérdida de los ctenidios del lado derecho, reducción del número de pares de ctenidios, e incluso su completa desaparición; en este último caso, que se da en algunas especies de lapas, el intercambio de gases pasa a depender de la superficie del cuerpo o de branquias secundarias formadas a partir de repliegues muy vascularizados del manto.
Anélidos
Arriba: Detalle de un parápodo perteneciente a un poliqueto del género Nereis. Abajo: Esquema de la vascularización del parápodo, especialmente patente en las expansiones laminares branquiales. |
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Pies ambulacrales de un asteroideo |
La mayoría de los anélidos que habitan en el mar poseen branquias, muy variadas en estructura y localización, pero que en ningún caso están protegidas dentro de cámaras (ya que ese papel protector lo ejercen los agujeros del suelo o los tubos –formados por partículas aglutinadas o por secreciones calcáreas– en los que habitan casi todas las especies con branquias).
En muchas ocasiones, las branquias son láminas ciliadas muy vascularizadas que están unidas a los parápodos, apéndices carnosos laterales parecidos a remos que estos animales poseen en cada segmento en número par. Igual que sucede en los moluscos, la acción ciliar produce casi siempre las corrientes acuosas de ventilación que fluyen sobre las branquias, aunque en ocasiones estas se deben a los movimientos ondulatorios del animal o a las contracciones peristálticas de su pared corporal.
Equinodermos
Dentro de los equinodermos, en las estrellas de mar el intercambio de gases se realiza a través de la superficie de sus pies ambulacrales y, en mayor medida, de las branquias cutáneas, que son evaginaciones digitiformes microscópicas de la pared del cuerpo.
En cambio, en los erizos de mar tiene lugar a través de branquias que rodean la boca; cada branquia contiene un líquido que, mediante un mecanismo muscular de bombeo, es forzado a entrar y salir de ella, suministrando así la corriente de ventilación.
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