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Las áreas continentales emergidas están expuestas a la acción de la meteorización y los agentes erosivos que realizan la denudación del relieve. El ciclo externo tiene lugar gracias a la energía solar que provoca las diferencias de temperatura que ponen en movimiento a la atmósfera y los océanos y es responsable del ciclo hidrológico. Pero además, también actúa la gravedad, de la que depende la energía potencial disponible por los agentes de erosión. Esa energía es elevada en las zonas montañosas por su altitud. El transporte de los materiales resultantes de la erosión es transportado gracias a la gravedad hasta las zonas más bajas, donde la energía potencial es nula, que constituyen así las cuencas sedimentarias. Estas áreas son fundamentalmente las cuencas oceánicas.

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a) Los clastos angulosos, dispuestos caóticamente son típicos del transporte glaciar; la forma arriñonada* es la que cabría esperar en una morrena. Por tanto, corresponde a un ambiente glacial (más precisamente, glacigénico), conclusión que se ve reforzada por la ausencia de fósiles.

* La forma arriñonada sugiere que se trata de una morrena frontal, como se explica en la siguiente figura:

b) Está claro que el ambiente es de transición, ya que hay indicadores de facies marina y continental (dulceacuícola). Como las primeras se dan en la base y las segundas en el techo, probablemente se trate de un delta (la parte superior correspondería a los sedimentos aportados por el río, y la inferior incluiría aportes, sobre todo de fósiles, marinos).

c) La morfología masiva y la presencia de clastos de varios tamaños, generalmente redondeados, implican transporte en masa (coladas de barro); la forma en abanico nos confirma que se trata de un ambiente aluvial.

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Con clastos – clásticas; con fósiles frecuentes – químicas; se queman – de origen orgánico; raramente estratificadas – clásticas; no clasificadas – organógenos; compactas y rara vez porosas - químicas.

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De izquierda a derecha: conglomerado, una roca detrítica; yeso, una evaporita, y carbón, una roca de origen orgánico.

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La presión que produce la transformación de las rocas puede provenir de la subsidencia (que hace que actúe la presión litostática), del aumento de temperatura (que tiene como consecuencia un incremento en la presión de fluidos) y de la convergencia de placas.

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Porque el vapor de agua no se puede escapar de la estructura de los minerales debido a las altas presiones; si la temperatura es alta y/o la presión es baja, los fluidos superan las presiones exteriores y se escapan.

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a. Zona de subducción - metamorfismo de enterramiento y metasomatismo.

b. Fondo de los océanos - metasomatismo y metamorfismo de fondo oceánico.

c. En una falla - dinamometamorfismo.

d. Zona de intraplaca - metamorfismo de contacto y metasomatismo en los puntos calientes; se ve afectada también por el metamorfismo regional en la colisión entre continentes.

e. Chimenea volcánica - metasomatismo.

f. Arco insular - metamorfismo regional.

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a. La cristalización de un mineral se produce cuando el magma se enfría al descender la temperatura. Esto puede suceder durante el ascenso del magma a la superficie o en el interior de la cámara magmática.

b. Es fraccionada porque van cristalizando los minerales según su punto de fusión, primero los de mayor punto de fusión y al final los de menor punto de fusión.

c. Porque los primeros cristales en formarse pueden separarse del magma inicial depositándose en el fondo o en las paredes de la cámara magmática (según su densidad en relación con la del magma); de esta manera, el magma residual queda empobrecido en determinados componentes y es, por tanto, diferente del magma inicial.

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El mismo orden de formación. Porque cada mineral es estable en las condiciones en que se forma; en consecuencia, los minerales que solidifican a temperaturas altas son menos estables a temperatura ambiente.

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No, porque cristalizan a temperaturas diferentes. El olivino se forma a elevadas temperaturas, por lo que cristaliza antes y, además, debido a los procesos de diferenciación magmática, se puede separar del magma residual y formará parte de rocas muy diferentes a las del cuarzo.

El olivino es un nesosilicato. Su estructura está formada por tetraedros de sílice unidos por cationes hierro y magnesio. Al cristalizar incorpora poco sílice (SiO₂) en relación con los cationes que son extraídos del magma residual, de modo que éste se va enriqueciendo, relativamente, en sílice respecto a la cantidad de cationes disponibles. Esta situación se repite a medida que van cristalizando otros silicatos de estructura cada vez más compleja y, si esos minerales se van segregando, el magma es cada vez más rico en sílice respecto a los cationes restantes. Así, si el magma inicial era lo bastante ácido o rico en sílice, al final, cuando se agoten los cationes, quedará sílice libre que cristalizará en estado puro en forma de cuarzo.

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La textura porfídica es el resultado de una interrupción de los procesos de cristalización: si la cristalización había empezado en el interior, aparecen los cristales grandes correspondientes a aquellos minerales con puntos de fusión más altos y que se formaron en flotación, creciendo bien; los microcristales no tienen tiempo de crecer más, ni el resto de los iones para formar cristales.

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a. Puesto que la textura es fanerítica, se trata de una roca plutónica. Por otro lado, entre el cuarzo (Q), la ortosa (feldespato alcalino, A) y las plagioclasas (P) suman un 80 %. Nos interesa averiguar qué fracción de ese 80 % está formada por Q, cuál por A y cuál por P, para trasladar esos datos directamente al diagrama de la ilustración 9.38. Planteamos para ello una sencilla regla de tres: si de cada 80 minerales 32 son de cuarzo, de cada 100 serán x. De aquí que x = 100 · 32 / 80 = 40 % de minerales de cuarzo. Ya no tenemos que seguir calculando más, porque el diagrama de la izquierda de la ilustración 9.38 nos dice que todas las rocas plutónicas cuyo porcentaje de Q esté comprendido entre un 20 y un 60 % son rocas graníticas, independientemente de su composición en A y P. Así pues, es una roca granítica.

b. Ahora se trata de una roca volcánica, ya que su textura es microcristalina. Nos dan ya el porcentaje de Q, A y P sobre el total de estos tres minerales, así que no tenemos que hacer ningún cálculo. Puesto que Q es menor del 20%, nos encontraremos en la banda inferior del diagrama de la derecha de la ilustración 9.38; al ser P igual al 81 % (por encima del 65 %), la roca se sitúa en el campo de color azul, que tiene dos posibilidades: rocas andesíticas y rocas basálticas. Ahora bien, nos dicen que los minerales máficos (oscuros) constituyen un 70 % de la roca; así pues, se tratará de una roca basáltica.

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Corresponden a diaclasas generadas por la retracción que sufre la lava basáltica al enfriarse. El resultado es la formación de columnas o prismas que se denomina prismación o disyunción columnar.

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La fotografía B presenta una falla. El movimiento, que en muchas fallas es fácilmente apreciable gracias a la textura, estructura o color de los estratos situados a ambos lados del plano de rotura y que en esta foto está señalado por las flechas amarillas, indica que la falla es directa (normal o de gravedad). El labio hundido es el situado a la izquierda de la imagen y el levantado queda a la derecha. El plano de falla buza (se hunde) hacia el labio hundido.

La imagen de la foto C muestra un pliegue antiformal, probablemente anticlinal, isopaco (los estratos conservan su espesor a lo largo del pliegue), inclinado (el plano axial forma un cierto ángulo respecto a la vertical, llamado vergencia).

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La fotografía D corresponde a una falla inversa. El color de los estratos permite reconocer fácilmente como ha sido el desplazamiento entre los bloques. El levantado, a la derecha de la imagen, ha subido por el plano de falla, el cual buza hacia este bloque.

En la fotografía E vemos una masa rocosa separada en bloques por una serie de planos de fractura a lo largo de los cuales no se ha producido desplazamiento de los bloques, por lo que se trata de diaclasas.

La imagen F corresponde a una falla normal en la que podemos apreciar lo ya explicado en la cuestión 14.B, aunque en este caso la orientación del plano de falla es contrario en el plano que presenta la imagen.

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a. Es un pliegue sinclinal desmantelado por la erosión. La parte visible corresponde a la zona de flexión o curvatura que se denomina charnela.

b. La ermita ha sido construida en lo que corresponde al núcleo de este pliegue anticlinal. El núcleo del pliegue probablemente estuvo formado por rocas menos resistentes a la erosión marina litoral y resultó vaciado.