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Retroalimentación

Retroalimentación

Sobre los glúcidos actúan la saliva (α-amilasa salival) y el jugo pancreático (α-amilasa pancreática). Sobre las grasas intervienen la saliva (lipasa lingual), el jugo gástrico (lipasa gástrica) y el jugo pancreático (lipasa pancreática), además de la bilis. Sobre las proteínas actúan el jugo gástrico (pepsina) y el pancreático (tripsina, quimotripsina). Finalmente, el agua, el calcio y el hierro no precisan de digestión y, por lo tanto, ningún jugo actúa sobre ellos.

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Se trata de formular una hipótesis (esto es, una conjetura razonada, que pueda ser contrastada mediante experimentos u observaciones), no de adivinar una respuesta que, evidentemente, no puede conocerse a partir del texto. Una posibilidad: los placozoos carecen de boca y son aún más simples que las esponjas; su modo de digestión ha de ser incluso más sencillo que el de éstas, así que probablemente tenga lugar dentro de cada célula, que, al estar en contacto directo con el agua, capturará individualmente el alimento; además, así se ahorrarían un medio de transporte (del que, efectivamente, carecen) para distribuir nutrientes.
Si se ha razonado así, o de forma parecida, se ha construido una hipótesis aceptable (por lo tanto, la actividad estará satisfactoriamente realizada). Otra cosa muy distinta es que la hipótesis sea corroborada por observaciones posteriores y, en este caso, no lo ha sido: sabemos que los placozoos contraen parte de su superficie ventral, formando una especie de "estómago" transitorio que envuelve al alimento; a este saco se vierten enzimas digestivas (la digestión es, por lo tanto, extracelular), aunque luego cada célula absorbe individualmente los nutrientes resultantes de la digestión. Una vez más, pues, se confirma que en Biología no hay reglas fijas, y que un mismo problema admite varias soluciones perfectamente válidas.

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Una sepia es un cefalópodo, que utiliza su "pico de loro" para trocear los alimentos capturados con sus tentáculos. Una ascidia es un urocordado filtrador que lleva hasta su boca agua cargada de alimento y la filtra, reteniendo las partículas nutritivas. Un tigre es un macrófago y utiliza sus mandíbulas provistas de dientes para ingerir a su presa.

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Las ballenas son micrófagos y, sin embargo, son los animales más grandes del planeta; en cambio, muchos macrófagos son casi microscópicos, como ocurre con algunos crustáceos y arácnidos.

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El hígado segrega una sustancia, la bilis, que no es una enzima; sin embargo, sirve para emulsionar a las grasas –gracias a que contiene sales biliares que actúan como un jabón natural– y así prepararlas para que actúen sobre ellas las enzimas. Además, el hígado sirve como almacén de muchos nutrientes ingeridos en la dieta, y es capaz de transformar unos en otros (por ejemplo, lípidos en glúcidos). Gracias a ello, los animales que poseen hígado –esto es, los vertebrados– son capaces de recoger el alimento según se absorbe del intestino e ir liberándolo, de modo que la ac-tividad metabólica se ajuste a las necesidades del momento. En invertebrados se produce un mayor aporte de energía tras la digestión, por lo que su actividad metabólica se incrementa rápidamente en ese momento (los nutrientes no se almacenan en ningún órgano para irlo liberando poco a poco, como en los vertebrados), para, posteriormente decrecer.

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El intestino grueso tiene una gran capacidad de absorción de agua y, por lo tanto, de las sustancias que lleve el agua en disolución (como muchos medicamentos, anestésicos y sedantes).