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¿Cinco sentidos?
Solemos decir que poseemos cinco sentidos: vista, oído, gusto, olfato y tacto; a través de los cuales percibimos el mundo que nos rodea. De entrada, esto no es del todo exacto puesto que bajo la denominación de tacto se engloban diferentes tipos de receptores sensoriales: presión, calor, dolor,... Por otra parte, y desde un concepto muy antropocéntrico del mundo, pensamos que los demás animales comparten los mismos cinco sentidos antes enumerados e, incluso, hay quien piensa que los suyos son inferiores a los nuestros. Si pensamos en la enorme diversidad de animales que pueblan la Tierra y que han desarrollado adaptaciones específicas a medios y modos de vida muy variados, incluso extremos, enseguida nos daremos cuenta que igualmente podemos esperar una gran variedad de equipamientos sensoriales que les permitirán desenvolverse adecuadamente en su ambiente captando la información que resulte relevante para su modo de vida, de alimentación, etc. Sin ánimo de ser exhaustivos, vamos a recordar algunas capacidades sensoriales extraordinarias que podemos encontrar en los animales, algunas propias de auténticos superhéroes de cómic. Empezaremos por los más familiares para nosotros.
Quizá nuestra capacidad sensorial más desarrollada sea la vista. Percibimos el mundo que nos rodea principalmente a través de los ojos y poseemos una excelente capacidad para estimar la distancia a que están los objetos y su tamaño gracias a la visión binocular que nos proporciona el tener los ojos en disposición frontal, de modo que se superponen ampliamente sus campos de visión. También tenemos una buena visión del color en tricromía. Aunque hay animales que no distinguen tantos colores, como la mayoría de otros mamíferos, muchos nos superan ampliamente. Por ejemplo, la mayoría de las aves tienen visión tetracromática e, incluso, puede que pentacromática (en la paloma por ejemplo, de la que se ha dicho que es "unos ojos con alas"). Ven un mundo de colores que no somos capaces ni de imaginar. Muchos vertebrados, insectos y crustáceos ven el ultravioleta y detectan el plano de polarización de la luz. El récord lo poseen especies de crustáceos marinos conocidos como camarón mantis (Stomatopoda, [1] [2]) que poseen nada menos que 16 tipos de pigmentos fotosensibles en sus ojos y son capaces de percibir hasta 12 colores diferentes.
Serpiente crotalina (foto CMM) |
En la piel poseemos receptores sensibles a los cambios de temperatura. Hay varios tipos de tales receptores que se activan en diferentes rangos de temperatura. Pero aparte de percibir esos cambios no obtenemos información más precisa. Sin embargo, hay animales capaces de utilizar la termorrecepción de una forma mucho más precisa, incluso hay quien piensa que forman algo similar a una imagen visual de su entorno a partir de esa información. El mejor ejemplo es el de algunos ofidios (crótalos, boas y pitones) que poseen fosetas termorreceptoras que les dotan de capacidad para detectar a sus presas, mamíferos "de cuerpo caliente". En los crotalinos son un par de profundas depresiones situadas a ambos lados de la cabeza que reciben el nombre de foseta loreal (derecha), fácilmente visibles entre el ojo y el orificio nasal de cada lado, capaces de detectar cambios de temperatura de tan sólo 0,2 ºC.
Aunque no lo compartimos con otras especies (o tal vez sí), también nos resulta familiar la capacidad de ecolocación o ecolocalización que utilizan murciélagos y cetáceos para, emitiendo ondas sonoras y recogiendo e interpretando sus reflexiones en los objetos del entorno, poder orientarse y localizar a sus presas. Menos conocido es el hecho de que también algunas aves han desarrollado esta habilidad. Se trata de aves que anidan en cuevas como el guácharo sudamericano, que además es de hábitos nocturnos, las salanganas del sur de Asia y Pacífico (que son además conocidas por ser el origen de la famosa sopa de nido de golondrina) y tal vez tambien el chirrio Argentino.
Delfín mular (Tursiops truncatus). Foto CMM. |
Menos familiar nos resulta la capacidad de percibir campos magnéticos y eléctricos.
Muchas especies de grupos muy alejados poseen esta cualidad, que utilizan básicamente para orientarse en función del campo magnético terrestre. La encontramos por ejemplo en tortugas, hormigas, peces, abejas, murciélagos y aves. El animal más estudiado tal vez sea la paloma (sí, otra vez la humilde paloma) en la que se ha determinado que puede captar la intensidad, la dirección y la polaridad del campo magnético.
Por último, algunos animales acuáticos pueden percibir campos eléctricos y otros pueden incluso generarlos y emplearlos para detectar sus presas. Los tiburones poseen numerosas ampollas de Lorenzini extremadamente sensibles a campos de baja intensidad que les facultan para encontrar a sus presas gracias a las débiles corrientes que produce la actividad muscular. Los peces eléctricos perciben las distorsiones en el campo que ellos mismos crean.
Y no nos hemos parado a comentar hasta donde alcanza la agudeza visual de las aves, la olfativa de ciertos peces e insectos, la auditiva de muchos mamíferos y aves,...
Cuestiones
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Cita cinco ejemplos de adaptaciones sensoriales específicas a diferentes modos de capturar el alimento.
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¿Qué tipo de percepción sensorial crees que resulta útil y cuál no en las siguientes situaciones:
a. La espesura de la selva lluviosa.
b. Aguas turbias de un río.
c. Búsqueda de alimento a distancia, como desde el aire por ejemplo.
d. Búsqueda de presas en el suelo de una cueva profunda.
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¿Qué factor de selección ha podido favorecer el desarrollo evolutivo de la ecolocación en grupos diferentes como los mencionados en el texto.
- ¿Crees que pueden existir animales que hayan desarrollado la electrorrecepción en el medio aéreo? ¿Por qué?
Vídeo sobre los sentidos de los animales:
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