2.1. El Tratado de Roma (1957) y la construcción de la Comunidad Económica Europea
Alemania y Francia, definitivamente reconciliadas, formaron el eje de la nueva organización, a la que se sumaron Italia y los tres países del Benelux: Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Para lograr que el nuevo mercado se consolidara había que integrar las diferentes legislaciones nacionales y desarrollar políticas comunes supranacionales en materia de agricultura y pesca (Política Agraria y Pesquera Comunitaria), infraestructuras (Plan Director de Infraestructuras) y desarrollo regional. Para lo cual, cada país tendría que ceder competencias en esos terrenos y poner en práctica las normas comunitarias. Finalmente, se proponían sucesivos acuerdos que llevaran a una futura unión monetaria. La construcción europea entre los años cincuenta y ochenta fue un éxito indiscutible. Para organizar y canalizar el cumplimiento de todos estos objetivos fue necesario dotar a la Comunidad de las instituciones propias de un Estado: El Parlamento Europeo, El Consejo Europeo, El Consejo de Ministros, La Comisión (formada por distintos comisarios responsables de áreas específicas) elaboraría las propuestas y las ejecutaría una vez aprobadas por los Ministros. El Tribunal de Justicia garantizaría el cumplimiento de la legislación comunitaria. |
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