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11.1. Los tratados de paz y la redefinición del mapa europeo

Se redactaron cinco tratados según un preciso programa de paz mundial:

1.  Tratado de Versalles. 

Alemania fue declarada única responsable de la guerra y se le exigió que pagara todas las reparaciones, de las cuales Francia recibiría un 52% .

Alemania perdió todas sus colonias, devolvió a Francia Alsacia y Lorena, le entregó la región del Sarre y cedió a Polonia parte de Prusia oriental para que pudiera tener salida al mar.

Prusia, que había sido el núcleo de origen de la nación alemana, quedó separada físicamente de aquélla por el corredor de Dantzig, ciudad ahora tutelada internacionalmente.

2.  Tratado de Saint-Germain.  Se firmó en octubre entre los aliados y el Imperio. Austria quedó definitivamente separada de Hungría y sin salida al mar; y, para evitar que los pangermanistas cumplieran su vieja reivindicación de formar la Gran Alemania, se prohibió a los austriacos unirse a aquélla. El gran Imperio central europeo quedó sensiblemente reducido en su extensión territorial para que nacieran Sudoeslavia (futura Yugoslavia) y Checoslovaquia, dos estados multinacionales que plan- tearían problemas nacionalistas en el futuro. Serbia, uno de los estados vencedores, consiguió su objetivo de formar un gran Estado de los eslavos del sur con los croatas y eslovenos en Sudoeslavia. Gracias al desmembramiento austriaco, se ampliaron Rumania, Polonia e Italia. Los Italianos no consiguieron recuperar la costa dálmata, que se le adjudicó a Yugoslavia.

3.  Tratado de Neuilly. Se firmó en noviembre de 1919 y por él Bulgaria perdió Tracia y su acceso al mar Egeo en beneficio de Grecia. El mapa político de los Balcanes quedó fraccionado y, por tanto, como un espacio propicio para futuros problemas.

4.  Tratado de Trianón. En junio de 1920 Hungría firmó la pérdida de sus territorios no magiares y la limitación de su ejército.

5.  Tratado de Sèvres. El último tratado se firmó en agosto de 1920 con el Imperio Turco. Turquía quedó definitivamente arruinada y su territorio reducido a la península de Anatolia y a la ciudad europea de Estambul.

 Las antiguas posesiones turcas en Oriente Próximo, tenían recursos petrolíferos muy atractivos para los países industrializados y, por ello, se convirtieron, o bien en estados independientes, como el reino de Irán, Arabia y la república de Armenia, o bien en mandatos de la Sociedad de Naciones. Estos mandatos debían ser administrados temporalmente por Francia (Siria y Líbano) e Inglaterra (Chipre, Irak, Jordania y Palestina) hasta que los países alcanzaran la madurez política suficiente para autogobernarse. Las islas del Egeo se le adjudicaron a Grecia.

Poco después el oficial Mustafá Kemal (Ataturk) (1881-1938) protagonizó una revuelta militar que depuso al Sultán y proclamó la República de Turquía con el apoyo de Francia e Italia.

Para los países vencidos, Alemania, Turquía, Austria, Bulgaria y Hungría, la futura revisión de las fronteras establecidas en estos cinco tratados se convirtió en una obsesión.

Autor: José Antonio Hernández

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