5.1 Compuestos del carbono

   El estudio de los compuestos químicos conocidos se divide en dos grandes campos: Química Inorgánica y Química Orgánica. Esta clasificación la sugirió Berzelius en 1807 al considerar las grandes diferencias que había entre los compuestos de origen mineral (Química Inorgánica) y los procedentes de los seres vivos, de origen animal o vegetal (Química Orgánica).

   Las sustancias orgánicas se podían convertir fácilmente por calentamiento en sustancia sin orgánicas, sin embargo, el cambio inverso, a comienzos del siglo XIX, no se conocía. Muchos  químicos de aquella época consideraban la vida como un fenómeno especial que no obedecía necesariamente las leyes del universo.

   La creencia de esta posición especial de la vida se conoce con el nombre de vitalismo y según esta teoría se creía que los compuestos orgánicos no se podían producir en el laboratorio a partir de sustancias inorgánicas sino que “solamente los seres vivos mediante alguna influencia especial, una fuerza vital, eran capaces de convertir los materiales inorgánicos en orgánicos”. Pero en 1828, Wöhler consiguió preparar una de estas sustancias, la urea, producto importantísimo del metabolismo animal, a partir de compuestos inorgánicos, cianato de plomo y amoniaco.

   El descubrimiento de Wöhler, aunque no fue aceptado incondicionalmente, inició el abandono de la teoría del vitalismo, desechada más tarde por completo al conseguirse la preparación de otras muchas sustancias orgánicas en el laboratorio. Actualmente sabemos que todas las sustancias orgánicas pueden sintetizarse, algunas de ellas incluso a escala industrial, lo mismo que muchos otros compuestos que no se encuentran en la Naturaleza, pero que guardan con los compuestos orgánicos una relación muy estrecha. A pesar de ello siguen existiendo los calificativos de orgánico e inorgánico puesto que hay grandes diferencias entre estos dos tipos de compuestos, tan importantes que las técnicas de la Química Orgánica son totalmente diferentes de las de la Química inorgánica.

   Se comprobó que todas las sustancias orgánicas contenían átomos de carbono y de hidrógeno, siendo el carbono la base de su estructura. Fue el químico alemán Kekulé quién dio el paso lógico y en un libro de texto publicado en 1861 definió la química orgánica simplemente como la química de los compuestos del carbono.

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