Batalla de Egospótamos y fin de la guerra
Al año siguiente, Lisandro atacó por sorpresa en Egospótamos, al frente de la flota espartana, a la flota ateniense en un momento en que estaba descuidada en busca de provisiones. Capturó la flota y mató a tres mil ciudadanos atenienses. Conón huyó a Chipre.
Lisandro demoró un tiempo su llegada a Atenas. Antes se dedicó a enviar emisarios a las cleruquías de todo el imperio ateniense, dándoles órdenes de regresar a Atenas con sus familias ya que, si no, serían ejecutados.
Atenas terminó por rendirse, destruyó los muros, entregó todas sus naves menos doce, permitió el regreso de los desterrados y tuvo que entrar en la liga del Peloponeso. Los espartanos se opusieron a que Atenas fuera destruida como pedían Corinto y Tebas.
Con la derrota de Atenas, Grecia quedó ya decapitada y libre para que otras fuerzas foráneas que no habían sido los triunfadores intervinieran en sus asuntos. Toda Grecia resultó perdedora de la guerra del Peloponeso.