Hasta que en el año 2005, el Consejo
Europeo de Resucitación publicó sus nuevas recomendaciones, la actuación
para determinar la necesidad de realizar una Resucitación Cardiopulmonar,
incluía la búsqueda del pulso en víctimas
que no respiraban. A partir de estas recomendaciones se comprobó que la
búsqueda del pulso resulta difícil para los reanimadores no sanitarios y suponía un retraso en el inicio de la resucitación.
A partir de ese momento, el protocolo de
actuación en la valoración primaria, no
incluye la búsqueda del pulso en el caso de socorristas sin formación
sanitaria.